LOS 10 MANDAMIENTOS 

LA ANTIGUA DISPENSACION 

FRATERNIDAD ROSACRUZ DE MEXICO 

CENTRO DE ESTUDIOS DE LA SABIDURIA OCCIDENTAL MEXICO

 EL DECÁLOGO


He aquí el Decálogo dado a Moisés en el "monte":

1. No tendrás dioses ajenos delante de mí;

2. No te harás imagen, ni semejanza alguna de lo que yo he creado. No te inclinarás ante ellos ni los servirás;

3. No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano.

4. Acuérdate del día de reposo y santifícalo, porque es el día del Señor tu Dios;

5. Honra a tu padre y a tu madre, para que se alarguen los días en la tierra que el Señor tu Dios te ha dado;

6. No matarás;

7. No cometerás adulterio;

8. No robarás;

9. No darás falso testimonio contra tu prójimo; y

10. No codiciarás nada de tu prójimo, ni la casa, ni la mujer, ni el varón, ni la sierva, ni el buey, ni el.

Este decálogo aparece en Éxodo 20:3-17, tanto en la Biblia traducida por João Ferreira de Almeida (utilizada por las iglesias evangélicas) como en la vulgata, anotada por el padre Matos Soares (adoptada por los católicos).


1º Mandamiento: "No tendrás dioses ajenos delante de mí"

Nótese que no sólo la Ley, sino también las normas de los seres humanos, en su mayor parte, son prohibiciones.

¿Por qué? Porque la Ley es un resumen de lo que debemos observar obligatoriamente. El resto depende del libre albedrío de cada individuo y de su forma de ser.

El primer mandamiento es básico. Implica la omnipresencia de Dios. De hecho, Él está infundido en toda Su Creación y, más allá de ella, en el misterioso Caos. 

Se manifiesta de manera diferente según el grado de conciencia del reino o individuo en evolución.

En cuanto a nosotros, la Biblia es muy clara: "¿No sabéis que sois el templo de Dios que mora en vosotros?" (I Corintios 3:16). "El reino de Dios está dentro de vosotros" (Lucas 17:21).

A pesar de estas y otras afirmaciones de la Biblia, la humanidad lo ha buscado fuera de sí misma, en un cielo lejano e inaccesible, como "Sir Launfal" en busca del Grial. 

Si lo hubiera buscado en el único lugar donde puede y debe encontrarse, ciertamente lo habría hecho en estos veinte siglos. Pero la evolución es lenta. Estamos en un progresivo despertar y resucitar a la realidad de nosotros mismos y de Dios: "Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo resplandecerá sobre ti" (Efesios 5:14).

He aquí el mensaje del primer mandamiento: "No tendrás dioses ajenos delante de mí"; Ni riquezas, ni poder, ni amor, ni fama. Nadie puede servir a dos señores: o servimos a Dios o servimos a, el dios de la codicia. Y esto no significa que debamos ser materialmente pobres, que debamos rechazar posiciones influyentes, que debamos huir de la fama, que debamos alejarnos del amor. Busquemos sentido en la intención, en las profundidades del desapegado.

Ejercer el manejo de los talentos que Dios pone a nuestra disposición, como medios evolutivos que no nos pertenecen, pero que debemos administrar celosamente. 

La pobreza material no es una virtud; Más bien, la mayoría de las veces es un signo de omisión, irresponsabilidad o mala fe en vidas anteriores. La virtud es tener y no poseer, es trabajar como un hombre ambicioso y permanecer desapegado de los frutos, mientras administra lo mejor posible al Señor, a quien atribuye todo.

La ausencia de poder o fama puede ser sinónimo de egoísmo, autocomplacencia, restricción del destino, etc., en el ejercicio del poder y la fama en vidas anteriores.

La falta de amor es casi siempre una respuesta a la falta de amor.

Pero bienaventurado el que ve en todo la provisión de Dios en el perfecto cumplimiento de la necesidad interna y colectiva. Y, sabiendo que nada nos pertenece, tratar de devolver los bienes, más nuestra administración, a la Fuente que los derramó. Tal es la dirección de la evolución en la Tierra. De hecho, no hay nada malo en nada más que en el mal uso que hacemos de todo.

Max Heindel dice que los Probacionistas son aquellos que "han asumido una obligación definida, por la cual el yo personal (personalidad) se compromete a amar, honrar y obedecer al Ser verdadero y Superior, dedicándose a una vida de servicio, como un medio para acercarse al velo y alcanzar la realización consciente del Dios interior".

Nótese que este compromiso se refiere directamente al primer mandamiento: "No tendrás otros dioses (personalidad) que el Ser verdadero y Superior, el mismo que se dijo en Mateo 6:33: "Buscad primeramente el Reino de Dios (que está dentro de vosotros) y vuestra conformidad con Él, porque todo lo demás os vendrá también". 

Buscar el Reino interior y conocerse a sí mismo, ajustarse a Él, es el compromiso de vivir de acuerdo con las Leyes del Ser (derecho a pensar, derecho a sentir y derecho a actuar), la forma correcta de amar, honrar y obedecer al Ser verdadero y Superior, manifestado por el mismo amar, honrar y obedecer a lo divino de cada hermano, cuyos defectos debemos olvidar, buscando su Esencia Divina, porque esto constituye la verdadera fraternidad.

La personalidad está actualmente activa, dirigiendo nuestras vidas de una manera egoísta y contradictoria. 

Ella debe convertirse en pasiva, en una fiel sierva del Espíritu. 

Para llegar a este punto es necesario ejercitar paciente y perseverantemente la auto-observación, practicar el discernimiento, aprender a no identificarnos con las sutiles maniobras de la naturaleza inferior en sus constantes esfuerzos de justificación. 

Por encima de todo, la práctica de la meditación es un testimonio de la actividad interior. 

}Todavía no sabemos cómo silenciar. Podemos estar en silencio y, al mismo tiempo, en intensa actividad interior. Callar es callar interiormente para que "la vocecita silenciosa" se haga oír y nos intuya. 

Es la promesa del Salmo 91: "El que habita en el lugar secreto (interior) del Altísimo, descansará bajo la sombra del Todopoderoso". Es la invitación del Salmo 46:10: "Estad quietos y sabed que yo soy Dios".

Escuchemos la exhortación del primer mandamiento y busquemos la única fuente de nuestro bien: el YO SOY en nosotros.

El método Rosacruz procura desarrollar en el Aspirante desde el principio: la confianza en sí mismo (en el Yo superior); el dominio de sí mismo (por no identificación con la naturaleza inferior); la iluminación sobre la propia naturaleza intrínseca y sobre Dios que se creó a sí mismo, de modo que cada uno se convierta en un pilar en el templo universal de Dios y ponte en posición de servir a tu prójimo de una manera iluminada, amorosa y desinteresada, ayudándolo a alcanzar las mismas condiciones deseables.

Somos el Melquisedec, sin genealogía, a quien la personalidad (Abraham) debe rendir su tributo y botín a la lucha diaria por el cumplimiento más rápido de nuestro logro evolutivo. 

Esta soberanía del Ser verdadero y superior se ejerce mediante la unión de la Mente y el Corazón, que generan la Sabiduría. Y si no hemos de someternos a los excesos de la naturaleza inferior, tampoco debemos dar lugar a ninguna dominación externa por medio de la mediumnidad, la hipnosis o cualquier otra forma de alienación, porque sería contrario al primer mandamiento.

La personalidad no ama. Se caracteriza por la búsqueda de la retribución: ama para ser amado; Ama cuando es amada. No entiende que el amor es su propia recompensa; Dar engendra recibir, pero no depende de recibir para vivir en amor, porque es Dios quien ama a través de nosotros. 

Buscar el retorno del amor es una reivindicación de la personalidad por lo que no le pertenece. A medida que nos fusionamos con el Ser superior, desarrollamos un auténtico sentido de fraternidad, porque Él es amor y quien vive en el amor vive en Él y nos lleva a percibir y Amar lo Divino en cada ser humano.

La verdadera libertad presupone vivir en el Espíritu. 

Mientras no alcancemos esta libertad, estamos condicionados por la falsa seguridad que nos lleva a apoyarnos en las cosas externas. 

Ahora bien, tener otros dioses también significa creer en valores falsos y dejar que nos posean a nosotros, en lugar de poseerlos a ellos.

Si usamos todos los valores externos e internos como medios evolutivos provisionales al servicio del Ser Superior, hacemos imposible cualquier interferencia negativa en nuestra armonía básica o en el justo disfrute de una vida plena y armoniosa, aquí y ahora.

Esto requiere una preparación interna, por medio del método adecuado. 

La raíz de todos los males está en la identificación con la personalidad; está en la manera ignorante de conducir nuestras facultades. 

La clave de la liberación está en el autoconocimiento y en el retorno de la Presencia y el Poder interior, ese espíritu de verdad que Cristo nos ha prometido.

No hay, por lo tanto, otra presencia o poder que la Conciencia Universal que se expresa individualmente como una conciencia individual. Cada uno de nosotros existe como un Infinito dentro de otros Infinitos. Funcionamos como Conciencia Espiritual individualizada. 

No somos el cuerpo, ni las emociones, ni los hábitos, ni la mente. Somos los creadores y dueños de ellos. Por eso decimos: mi cuerpo, mis emociones, mis hábitos, mi mente. La posesión no puede ser mayor que el poseedor.

La posesión no puede dominar al poseedor. Este es el significado del primer mandamiento: hay un solo poder. ¿Miedo qué? "Si Dios está conmigo, ¿quién contra mí?" ¿Odias por qué?

 El que odia es la personalidad y no el Ser divino, que es amor. 

El que ama a lo Divino ama también a su hermano. Temer, odiar, es negar el único poder. 

Si profundizamos este sentido a través de la meditación, veremos que el bien y el mal existen solo en el reino de la personalidad, como un nivel provisional de conciencia, que puede y debe ser trascendido. 

Entonces llegaremos a un punto en el que no habrá bien que supere al mal, porque simplemente hay un Poder. Lo que parece malo es un esfuerzo del Bien por restaurar la armonía. 

Por lo tanto, es una invitación a la regeneración, una advertencia amorosa y sabia de lo que debemos corregir.

Toda la grandeza de Cristo estaba en su exaltada condición de Siervo perfecto: "Nada puedo hacer por mí mismo, sino que todo lo puedo en Cristo que me fortalece; es el Padre en mí el que hace las obras". 

Cuando los discípulos le preguntaron acerca del Padre, Él aclaró: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre que me envió". Su personalidad era un canal perfecto.

San Pablo entendió y aprovechó esta lección. Él dijo: "Cuando soy débil, cuando no soy nada, es cuando soy fuerte y soy todo". Sabía que la personalidad debía convertirse en la sirvienta pasiva y fiel del Ser superior.

Cuando Cristo fue a Nazaret, no pudo sanar a muchas personas porque se detuvieron en su persona: "¿No es éste el hijo de José el carpintero?" Pero Pedro, iluminado por el Espíritu Santo (Mente Abstracta) le dijo: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo", a lo que el Maestro responde: 

"Bendito eres, Simón Bar-Jonás, porque no fueron los ojos los que te revelaron". Esta es también la verdadera identidad del ser humano, al que llamamos hombre o mujer.

Por supuesto, debemos ser prudentes, porque la mayoría de las personas están condicionadas por la falsa personalidad con su violencia y egoísmo. 

Pero esto no debe alejarnos de la realidad esencial de las criaturas, confiando en el bien inmanente.

Al mismo tiempo, la conciencia de la propia identidad, es decir, del Dios individualizado como yo o como tú, no disuelve nuestro sentido de individualidad ni nos obliga a matar nuestra personalidad, como sugieren algunas filosofías. 

Por el contrario, la personalidad, que consiste en la Mente Concreta, el Cuerpo de Deseos y el Cuerpo Físico (Etérico y Denso), es indispensable para nuestra evolución. 

Es a través de ella que dibujamos experiencias y dinamizamos las facultades latentes, convirtiéndolas en Alma o Conciencia Espiritual. 

La realización de la verdadera identidad de uno consiste en una inversión del materialismo actual, situando al ser humano como un Ser divino que manipula una personalidad, y no como una personalidad aparte e independiente de Dios. 

No imaginemos que se produce un vacío; por el contrario, hay un aumento de la autoconciencia en esta transición gradual de la persona al Yo real.

 No se trata de que perdamos en el Todo que estamos confundidos. 

No éramos conscientes de nosotros mismos, como Sparks, cuando comenzamos la evolución en el estado de conciencia mineral. 

Después de eso, desarrollamos la conciencia hasta el estado actual de vigilia consciente, hacia la omniconsciencia que nos espera. Dios se expresa como individualidades separadas en él, cuyas conciencias se forman por la dinamización de las facultades divinas heredadas.

Por la eternidad seremos mantenidos en nuestra propia individualidad por el ejercicio de la Epigénesis. Somos notas propias de la sinfonía universal. 

Es importante que estemos en sintonía con el Concierto Divino.

Afirmar la Deidad interior es definir la propia identidad espiritual mediante la unión con el Ser superior. No debe confundirse con la afirmación de la personalidad que la mayoría busca el éxito mundano, en apoyo de la persona activa. El verdadero éxito viene de adentro. 

No hay más autoridad que la que nos viene de dentro y de arriba.

La única manera de experimentar esta profunda verdad es estudiar las verdades espirituales, practicar los ejercicios recomendados y expresarlos en nuestra vida diaria. 

Nos elevarán a niveles gradualmente más altos y claros. Entonces entenderemos la declaración del Bautista (persona) refiriéndose al Cristo (Yo superior): "Yo debo disminuir y Él debe aumentar". Solo así nos convertiremos en un valioso y fiel precursor del Ser real en este mundo, teniéndolo como el Único Dios, en nosotros mismos y en los demás.

Los Diez Mandamientos son indicaciones que conducen a la Conciencia Crística – Primer Mandamiento

El pueblo judío esperaba al Mesías y no lo reconocía en Cristo; Todavía lo están esperando, y en esto muestran su falta e impotencia.

Los cristianos populares aceptan que Cristo vino y cumplió Su Plan de Salvación en un ministerio de tres años entre nosotros. Luego nos dejó como un paráclito, como un consolador, el Espíritu Santo, que nos preparará para la Segunda Venida, "en las nubes". 

Puesto que no comprenden el significado profundo de estas declaraciones, también revelan su carencia.

La realización cristiana es interna, personal, intransferible. 

Mientras veamos la Biblia (particularmente el Nuevo Testamento) como algo externo, estamos retrasando nuestro cumplimiento. Pablo fue muy claro: "Debes escribir las Leyes sobre la mesa de carne de tu corazón". Es una invitación para que cada ser humano sea una ley en sí mismo.

Cristo no vino a abrogar la Ley y a los profetas, sino a complementarlos con la nueva ley del Amor (o Gracia), que Él expresó en Mateo 22:37-40: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el gran y primer mandamiento. 

La segunda, semejante a ésta, es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo". 

"De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas". Y en Juan 1:17, leemos: "La ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad vinieron a través de Jesucristo".

Juan el Bautista vino como precursor, predicando la metanoia (mal traducida como "arrepentimiento de los pecados"). Metanoia significa trascender el intelecto, o mejor dicho, ir más allá de la Mente concreta y experimentar la Mente abstracta. 

¿Por qué? La Mente concreta se ha visto comprometida desde que se unió al cuerpo de deseos en medio de la Época Atlante, formando una especie de "alma animal" que nos da la ilusión de vivir separados del Espíritu. Aunque no podemos vivir sin Él, esta conexión con la naturaleza del deseo nos concentra en la persona y distorsiona las intenciones del Cristo interior.

La Mente Abstracta es la fuente de la idea pura del Espíritu Humano; Es el plan en el que funciona el Paráclito, el Consolador prometido. 

Debemos aprender a funcionar plenamente en este plano mental abstracto, el más elevado de nuestro campo evolutivo actual, antes de que podamos redescubrir al Cristo Interior, que funciona en el Espíritu de Vida, más allá de la Mente Abstracta. Recordemos que Cristo dijo: "A donde voy, no me podéis seguir ahora, me seguiréis después" (Juan 13:36).

La mayoría de la humanidad es incapaz de abstraerse porque no ha formado la Mente Abstracta.

 La Filosofía Rosacruz indica a los estudiantes como medios eficaces: la meditación en temas superiores, la música pura, las matemáticas, la astrología espiritual, en el desarrollo de la Mente Abstracta, impersonal y verdadera, que nos coloca por encima de los condicionamientos de la personalidad. 

En ella podemos entender y vivir la ley espiritual. De ella podemos seguir los trucos de la naturaleza inferior, aprendiendo a estar más alerta, comprensiva, prudente y no resistirnos a nosotros mismos, en la obra de una transfiguración inteligente. 

Sólo entonces podremos "inscribir la Ley en la tabla de carne de nuestro corazón", es decir, practicarla espontáneamente, mediante el servicio amoroso desinteresado, que constituye en sí mismo la síntesis enseñada por Cristo.

Hasta entonces estaremos bajo el doloroso efecto de la Ley y no podremos considerarnos auténticos cristianos, porque aún no hemos vivido estos principios. 

El sufrimiento y las limitaciones del mundo allí están testificando elocuentemente que aún no hemos aprendido a vivir en armonía con las Leyes del Universo. 

Hay muchas personas que se llaman a sí mismas cristianas. Pero no se trata de una aceptación superficial. Gandhi aceptó y reverenció al Cristo de los Evangelios, pero rechazó al Cristo enseñado por las Iglesias. 

Son muy distintos. Sabemos que apenas estamos en nuestra infancia en el cristianismo, cuya expresión más pura y hermosa nos llegará en la Era de Acuario, que comenzará en unos 600 años. 

La Hermandad Rosacruz promulga este Cristianismo Esotérico a las almas preparadas. Nos lleva a la búsqueda y al encuentro consciente con el Cristo interior, a través del "Alma-Cuerpo" (que Pablo llamó "soma psuchicon" en una de sus Epístolas). 

Este nuevo vehículo de expresión es la clave para la entrada en la "Nueva Época" evolutiva que nos espera y está formada por un método definido de espiritualización de la criatura. 

Consiste en los dos Éteres Superiores, cuando estos están debidamente desarrollados y pueden desprenderse de los dos Éteres inferiores, a fin de cumplir su función sensorial en los vuelos del alma.

Hasta ahora hemos estado vagando por el desierto evolutivo (aridez interna de la condición humana común y necesitada), montando y desarmando las tiendas de nuestros cuerpos (renacimientos) en esta subida por la inmensa "escalera de Jacob", en una apertura gradual de la conciencia, como bien expresó San Pablo: "Muero todos los días; Despojaos del viejo hombre con sus vicios y vestíos del nuevo hombre, que se renueva al conocimiento, según la imagen de Aquel que os creó; En Cristo no hay más que virtud, lo que importa es ser una nueva creación» (I Co 15,31; Col 3:10; Gálatas 6:15).

Cristo no vino, como se supone que va a salvar a la humanidad. Él ha purificado nuestro Globo, que ha sido manchado por las transgresiones humanas, y nos ha permitido tener superioridades materiales, mentales, emocionales y físicas, lo que asegurará la evolución en el renacimiento. 

Es de esta manera indirecta que Él nos ha ayudado; además del impulso desinteresado que comunica a los que son afines a Él en las épocas que van desde la Navidad hasta la Pascua. 

En sentido estricto, la tarea de la cristificación es individual e interna.

Hay una razón profunda por la que la Biblia agrupa el Antiguo y el Nuevo Testamento: sin vencer conscientemente la antigua dispensación, no podemos actuar dinámicamente en el nuevo.

Max Heindel describe los pasos de la evolución religiosa, a través de los cuales se ha mejorado nuestra concepción de Dios y se ha revelado nuestra comprensión de la verdad universal.

Primero concebimos a un Dios terrible, vengativo, cruel y celoso, cuya ira apaciguó con sacrificios sangrientos. Sólo una Deidad así impondría respeto por la incipiente humanidad. Más tarde, nuestro concepto de Dios se amplió un poco, y nos concebimos a nosotros mismos como el Dios de los ejércitos, que infligía derrotas y traía victorias sobre el enemigo; que castigaban arrasando rebaños y cosechas y los recompensaban multiplicándolos. 

Por lo tanto, se le ofrecían sacrificios en el templo con propósitos egoístas. Él era el Dios de Israel. Más tarde vino el Dios de los católicos populares, que por primera vez promete un cielo después de la muerte a los buenos, pero sigue amenazando a los transgresores con el castigo en la tierra y el tormento en el infierno. 

Ahora ya estamos concibiendo un Dios que se manifiesta por medio de Leyes justas, que no interfiere directamente con el libre albedrío humano; es el ser humano, por sus actos, quien causa buenas o malas consecuencias, en virtud de la acción de las Leyes Divinas. 

Tomamos conciencia de nuestra naturaleza y de la naturaleza de Dios, actuando por deber, hasta que podemos hacerlo espontáneamente, por Amor.

Estos pasos de la evolución religiosa se describen simbólicamente en la Biblia y corresponden a la historia humana hasta nuestros días:

1. Hemos perdido la condición inocente y protectora del Paraíso. 

Fuimos embrutecidos por el materialismo hasta que perdimos nuestra conciencia interior y sentimos un anhelo de Dios, un vacío indefinible, una falta de esa antigua conexión con las Jerarquías. Nuestros íntimos nos acusaron de faltas. Las condiciones evolutivas eran muy adversas y la conciencia muy oscura.

2. Hemos caído bajo el yugo del Faraón de Egipto (esclavos de nuestra personalidad egoísta y viciosa). Sufrimos las limitaciones de una vida material muy dura (cuando el Sol, por Precesión de los Equinoccios, transitó por el Signo Zodiacal de Tauro). Sólo el carácter y la resistencia pasiva de Tauro (Apis ox) nos permitieron soportar las vicisitudes de esta época de violencia y egoísmo.

3. Allí fuimos liberados por Moisés y comenzamos a vagar por el desierto durante los simbólicos cuarenta años (período de tiempo indeterminado) hacia la Tierra Prometida de leche y miel. Moisés es el impulso evolutivo que nos lleva a algo más. En el desierto, a menudo nos sentíamos inclinados a volver al pasado, que nos parecía más seguro que la aventura libre de un futuro incierto, que fundía con el oro de nuestras posibilidades interiores el becerro de oro ya superado. 

Pero el irresistible impulso interior (Moisés) renació en nosotros, mostrándonos que la nueva dispensación de Aries (el Cordero) nos esperaba. Y contó cómo la vara de Aarón transformada en serpiente (sabiduría de Aries) había devorado las serpientes de los sabios del Faraón (dispensación de Tauro), revelando así su superioridad. 

Con gran dificultad llegamos a la Tierra Prometida y, hecho expresivo, Moisés no pudo entrar en ella con su pueblo, porque se atribuyó a sí mismo los méritos de sus prodigios y liderazgo, en lugar de atribuirlos a la Divinidad; Al dar rienda suelta a su personalidad, fue castigado.

 Es un buen símbolo: la Ley que Moisés había recibido en el Monte para guiar a su pueblo no puede, por sí sola, conducir a la realización espiritual. Necesita ser complementado por el Amor. 

Su misión terminó ahí. Así, con nuestro desarrollo interior, sólo la Mente se inclina a la vanidad, a la pretensión, a la ambición. Pero unida al corazón, genera Sabiduría.

4. Entramos en la Tierra Prometida y, con el Advenimiento de la Dispensación de Piscis, llegó el Cristianismo, cuyo precursor – Juan el Bautista (reencarnación del mismo espíritu que había animado a Moisés y Elías) vino a predicar la metanoia (ya mencionada anteriormente), para que alcanzáramos la verdad interior (Mente Abstracta) y corrigiéramos integralmente la intención causal, para que nuestros pensamientos, Los sentimientos, las palabras y los hechos están de acuerdo con la ley. 

Y en cuanto a los hábitos, "con paciencia ganaremos nuestras almas", entendiendo los vicios grabados y persistiendo en el Bien, poco a poco se irá disipando la oscuridad de la noche, para que aparezca el amanecer. Por el momento, estamos sufriendo las reacciones justas y automáticas de la Ley. 

Pero, en la medida de nuestra espiritualización, la Ley se convierte en nuestra colaboradora, como bien observó Max Heindel: "antes era el Espíritu Santo como Ley correctiva, un Dios terrible e implacable; en el futuro, el Consolador prometido, que revela las bendiciones del cielo a los que viven en armonía con el universo".

Es importante, por lo tanto, conocer la Ley conducente a la Gracia. Si la conocemos bien y la vivimos, ella será el Paráclito para nosotros. 

Recordemos que el joven rico (encarcelado interiormente) fue interrogado por Cristo si cumplía la Ley. Dijo que sí, pero en realidad lo cumplió sólo en el aspecto literal, como veremos por el sentido esotérico del Decálogo. Si realmente lo comprendemos y lo vivimos, podremos consagrarnos con seguridad al "servicio amoroso y desinteresado" sin los vicios de su incomprensión.


Los Diez Mandamientos son indicaciones que conducen a la Conciencia de Cristo – Segundo Mandamiento

"No te harás imagen, ni semejanza alguna de lo que yo he creado. No te inclinarás ante ellos ni los servirás".

Los protestantes acusan ferozmente a los católicos de usar imágenes y esculturas en sus templos; algunas, por cierto, maravillosas, verdaderas obras maestras concebidas por notables artistas como Rafael, Miguel Ángel, Rubens, etc.

En nuestra opinión, este no es el mensaje principal de este mandamiento. 

La pedagogía y la psicología de la educación afirman que "una imagen vale más que mil palabras". Modernamente, explotan las ilustraciones y con ellas enriquecen los planes de clase, para que el aprendizaje sea más completo: audiovisual.

Nuestra mente todavía está en una etapa mineral. 

Sólo las personas más elevadas pueden concebir ideas abstractas y alcanzar otra esfera o cosmos de la verdad esencial de las cosas. De ahí la necesidad de símbolos, siempre y cuando estén bien elegidos. El mal no está en los símbolos, sino en tomar los símbolos por la realidad que transmiten. Si conocemos la esencia de una verdad y, en el esfuerzo por transmitirla, buscamos las representaciones más fieles, estamos echando una mano a otros que están en situación menos favorecida.

Cuando el iniciado alcanza el conocimiento directo de las realidades espirituales, en los planos suprafísicos se da cuenta de la dificultad de transmitirlas. 

Max Heindel observa, por ejemplo: "Cuando hablo de los mundos en que está dividido el universo, y los represento en un diagrama, uno encima del otro, no quiero decir que lo sean en los planos espirituales. De hecho, se penetran entre sí en diferentes grados de densidad y vibración". 

Y puso el ejemplo de la esponja, el agua y la arena. Luego añade: "Los diagramas pueden ser una ayuda y un obstáculo al mismo tiempo, porque podemos inducir involuntariamente una falsa idea de la realidad".

Esto nos lleva a la meditación de las palabras. Vivimos en un universo de palabras y, en este siglo de la comunicación, nos entendemos a través de palabras y símbolos. 

¿Alguna vez has pensado que las palabras significan? 

¿Alguna vez has notado cómo los seres humanos discuten y pelean por las palabras? A veces discuten sobre el uso de diferentes palabras para la misma cosa; otras veces difieren por la misma palabra, con la que piensan cosas diferentes. 

Las palabras no son cosas: son solo un esfuerzo de representación y hay que tener mucho cuidado con ellas, porque pueden ser una ayuda y un estorbo en la comunicación. 

Mejor aún, las palabras son nuestra interpretación de las cosas y no las cosas mismas. 

Tanto es así que, a medida que mejora nuestra comprensión, también lo hace nuestra representación en palabras. La evolución en todo es una transformación gradual de las definiciones anteriores.

En el futuro Período de Júpiter será diferente. Mentir será imposible, porque tendremos la capacidad de materializar la idea en nuestra aura mental, sin necesidad de palabras. 

Los Maestros Espirituales poseen esta capacidad por la conquista anticipada de su evolución: proyectan con sus palabras la imagen de lo que hablan. Esta habilidad es una de las pruebas de un verdadero Maestro.

Al entrar en la meditación sobre las palabras, consideremos otro punto: la "onda portadora". Además de las palabras que pronunciamos, comunicamos a la otra persona algo más: la intención como una "onda portadora" que el interlocutor suele captar. 

Y como vivimos en un mundo hipócrita, es común que una persona diga una cosa y piense otra. Oímos las palabras y sentimos una divergencia indefinible, una extraña incoherencia. Además, notamos signos externos que confirman la hipocresía, en el cambio de tono de voz, en la evasión de nuestra mirada, etc.

Pero, ¿Qué tiene que ver todo esto con el segundo mandamiento?

Este mandamiento trata de la idolatría de muchas maneras. 

En general, sabemos que la idolatría consiste en tomar una forma en lugar de la realidad que representa; y considerar la letra y no la idea esencial que pretende expresar; Es tomar el cuerpo por todo el ser humano, como hacen los materialistas.

El hecho de que nuestros sentidos estén limitados a la forma no justifica nuestra ignorancia de las verdades esenciales en una época de literatura tan rica sobre el tema. 

La evidencia lógica ha llevado a eminentes científicos a reverenciar al Divino Arquitecto, cuya Presencia es indiscutible en toda la Creación. Anteriormente, las Sociedades de Investigación Psíquica; ahora Parapsicología; Demuestran a la sociedad revelaciones confirmadas por medios científicos, de realidades más allá de la capacidad sensorial. 

En Suecia y Alemania, especialmente, se establecen conexiones con los planos espirituales con la ayuda de dispositivos electrónicos sensibles. Hoy ya no se trata de creer, sino de actualizar, de conocer los planos espirituales, causales, que sostienen este plano visible.

Pero; Si no tenemos la posibilidad de conocer la realidad última de las cosas, ¿somos todos idólatras? No, este mandamiento no se refiere al loable esfuerzo de tratar de comprender las verdades divinas, aunque siempre nos quedemos cortos de ellas. No hay forma de evitarlo en el desarrollo de la conciencia. 

Todo evoluciona así. La ciencia ha ido dejando los conceptos obsoletos, con su verdad relativa, sustituyéndolos por otros más correctos y actualizados. Pero fueron las verdades relativas las que sirvieron como peldaños en esta escala evolutiva de mejora.

Esto es cierto en todos los asuntos, aunque en los asuntos espirituales tenemos el testimonio avanzado de los Iniciados superiores que pueden ver las realidades suprafísicas muy ampliamente. Este testimonio sirve como una guía segura, pero no excluye el esfuerzo de cada aspirante y la libertad de cada uno para confirmar lo que ha recibido.

Varias teologías y doctrinas han ido antropomorfizando a Dios. Incapaz de ascender a Él, se vio obligado a descender a Su concepción limitada. Esto es idolatría.

Cristo le enseñó a la mujer samaritana: "Dios es Espíritu y Verdad, y debemos adorarlo en Espíritu y Verdad". El espíritu es intangible. ¿Y cuál es la verdad? ¿Respondió Cristo a Pilato? No. Porque todos estamos limitados a nuestro nivel de evolución y no podemos admitir la Realidad total y absoluta.

La idolatría es el pecado del materialismo, que toma la manifestación de la Esencia que la vivifica. Por lo tanto, el primer paso en el Ocultismo es el estudio de los Mundos Invisibles.

¿Quieres un ejemplo sencillo para resaltar el cuerpo humano?

Observa a una persona durmiendo; no piensa, no ve, no actúa, no ama, no es consciente de sí misma ni de los demás; Sólo las funciones vitales e involuntarias son mantener el cuerpo respirando, digiriendo y haciendo circular la sangre rítmicamente, etc. Entonces se despierta, abre los ojos y sucede algo extraño: toma conciencia de sí misma, nos ve, nos reconoce, nos abraza, nos ama, nos habla. 

¿Qué pasó? ALGO que no estaba en su cuerpo mientras dormía; Regresó y lo despertó, dándole todas las habilidades que no había manifestado antes. Ese algo es el ser humano REAL que anima el cuerpo que ha construido. Tanto es así que, cuando lo abandonas definitivamente, el cuerpo se descompone.

El Espíritu es la causa; materia y es la consecuencia. Primero fue la luz; Entonces la luz creó el ojo que podía verlo. El poder está en el Espíritu, el creador y sustentador de la forma, y no en ella. 

La rama que sobresale del árbol se marchita. La materia es cambiante y transitoria; pero el Espíritu es eterno, manifestándose gradualmente mejor, de acuerdo con el crecimiento de la conciencia (alma) y originalmente, de acuerdo con sus tendencias epigenéticas.

Por lo tanto, no debemos adorar, ni temer, ni odiar lo externo, la forma.

Vemos una serpiente y la asociamos con la idea de peligro, sentimos repulsión y violencia y vamos a matarla. ¿Podemos verlo tal como es, sin prejuicios, con toda su belleza y respetando su instinto de defensa?

Vemos la figura de Sócrates, y la imagen despierta en nuestros corazones todo lo que sabemos de él. Sentimientos de admiración, reverencia, gratitud vienen a nosotros. 

¿Podemos verlo por lo que es, simplemente agradecido por el mensaje que trajo, y no por la persona misma? Él debe sentir lo mismo acerca de Jesús; el Buda, el Einstein: no el canal, sino la Esencia que fluyó a través de ellos de otra manera, para alimentar a la Humanidad.

Es la esencia la que valora la forma y no la forma la que valora la esencia. "La letra mata, pero el Espíritu da vida". Debemos ir más allá de la forma limitante y sentir la amplitud de la Esencia Universal.

La infinitud de Dios está oculta en cada cosa creada, pero nuestros sentidos no la perciben. Las realidades objetivas se convierten en realidades subjetivas debido a nuestro concepto finito de ellas. Estamos condicionados por los prejuicios y nuestro nivel de conciencia. 

La mejor actitud mental es admitir todas las cosas posibles. Aunque estemos arraigados en el sentimiento y el conocimiento internos, mantengamos la actitud humilde de nuestra limitación.

Por lo tanto, los mandamientos 1º y 2º se refieren a la única realidad, al único poder esencial. 

Pero el primer mandamiento nos advierte que no debemos apoyarnos en las realidades evanescentes de este mundo; No depender de ellos, no temerlos ni odiarlos: el único valor o poder que tienen es el que nosotros mismos les atribuimos por nuestras creencias.

El segundo mandamiento, en cambio, se refiere específicamente a las representaciones y a sus peligros, para que no nos detengamos en ellas, sino que busquemos la esencia que desean comunicar, como decían los autores de la Torá, el libro sagrado: "¡Ay de aquel que toma las vestiduras de la Torá para la Torá misma! 

Los más simples sólo se fijan en los ornamentos y versículos de la Torá, pero los iluminados no prestan atención al exterior, sino a la esencia que contiene".


Los Diez Mandamientos son indicaciones que conducen a la Conciencia de Cristo – Tercer Mandamiento

"No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano"

Cristo confirmó este mandamiento en el "Padre Nuestro" o "Padre Nuestro" de una manera positiva, cuando enseñó: "Santificado sea tu nombre".

Para el pueblo hebreo, el "nombre" (shem) tenía un significado más amplio y profundo que el que le atribuimos hoy en día para identificar a una persona o cosa. Aunque hablamos de "buen nombre", refiriéndonos a la reputación o el carácter de una persona, la palabra "shem" implica la naturaleza, la esencia o el honor del individuo.

La frase "en vano" significa básicamente "inútilmente" o "por nada, por vanidad, por falsedad, por ligereza".

"Tomar" se usaba en el sentido de "elevar, llevar, pronunciar o aceptar".

Por lo tanto, "pronunciar o aceptar el nombre o la naturaleza de Dios" es tanto un honor como un desafío que no debe tomarse a la ligera.

El uso de la palabra fue, es y será algo sagrado. Usada conscientemente y de manera adecuada, la vibración de una palabra tiene poder. Hoy, lamentablemente, los abusos en este ámbito son deplorables.

Dios no tiene nombre. Cuando Moisés recibió la revelación y la misión en el "monte", sabiendo que tenía que enfrentarse a la gente común que solo conocía la forma y el nombre, preguntó: "Señor, si me preguntas quién fue el que me envió, ¿Qué diré?" Y el Señor le respondió: "Di que era el 'YO SOY'.

Simplemente ser. 

He aquí la conjugación más expresiva: "Yo soy, tú eres, nosotros somos... licor. Simplemente.

Pero el mundo necesita identificación. Era Adán quien nombraba las cosas. Es un esfuerzo por aislar lo que parece aislado.

No debemos confundir la realidad espiritual con un concepto mortal. Decimos: rayos del Sol, porque sabemos que aún están unidos a su Fuente, a pesar de que hayan recorrido 149 millones y 400 mil kilómetros en 8 minutos, cuando llegan a la Tierra. ¿Y no somos, por casualidad, también chispas divinas, ya que "en Dios vivimos, nos movemos y somos"?

Por lo tanto, no tomemos a la ligera los nombres por las cosas que representan, especialmente en relación con la verdadera identidad de un prójimo. ¿En qué se parece a ti? ¿Excepto por el Espíritu?

Más aún cuando nos referimos a Dios: si la palabra Dios fue tomada para representarlo (y la palabra "Dios" está ligada a la idea de Luz y Día: "Dios es Luz" – Juan), usémosla sagradamente, elevando nuestras mentes al Sin Nombre, al Inmanente y Trascendente, al Creador Omnisciente, Omnipotente y Omnipresente.

La esencia de este mandamiento nos exhorta a no confundir la apariencia con la realidad. Incluso si las personas, las cosas y los lugares surgen a través del testimonio de los cinco sentidos, sepamos que son expresiones provisionales de lo real y divinamente infinito.


Los Diez Mandamientos son indicaciones que conducen a la Conciencia de Cristo – Cuarto Mandamiento


4º Mandamiento

"Guarda el sábado, porque es el día de tu Señor"

Este es otro punto de mucha controversia y discusión. Con la excepción de los sabatistas, los cristianos adoptaron el domingo como día de descanso y adoración.

Antes de Cristo, la evolución humana estaba regida por la Luna. 

El calendario y las fiestas religiosas se basaban en los movimientos lunares. Los pueblos árabes aún conservan símbolos lunares. 

La Luna está asociada a Saturno (ambos rigen el cuerpo denso y se caracterizan por la tendencia a la cristalización), regente del sábado.

La dispensación cristiana, por el contrario, está relacionada con el sol. Todas las religiones hablaban de alguien "que había de venir,.. del Sol". El Sol es la morada de los Arcángeles, de los cuales Cristo es el más grande Iniciado. Él es el León de Judá, el Cristo Solar, conectado a la Luz positiva que vino a conquistar la Tierra desde adentro.

Sábado significa "descanso"; por extensión: "Día de descanso". 

Fue instituida en la ley mosaica con un propósito bien definido: obligar a la gente a abandonar sus negocios y actividades y, un día a la semana, ir a la sinagoga a escuchar las lecturas de los textos sagrados. Era sólo por obligación de la Ley que el pueblo, eminentemente materialista, acudía a la sinagoga para asimilar las verdades propias de su nivel (el nivel de la piedra, de la letra, de la Ley).

Domingo significa "Día del Sol" (domingo). Etimológicamente, la palabra "Sol" está ligada a los sentidos de "Dios, Júpiter, Luz y Día". 

Hacia el final del primer siglo, la iglesia cristiana primitiva transfirió al domingo el día semanal de descanso y adoración prescrito en el cuarto mandamiento porque era el día de la resurrección de Cristo Jesús y, por lo tanto, se llamaba "el día del Señor" (Apocalipsis 1:10). 

Así como Dios lo hizo en el trabajo creador, así trabajamos seis días y en el séptimo debemos descansar en el Señor, quietos, escuchando, leyendo cosas sagradas, para nutrir y desarrollar nuestro yo interior, porque todo depende del ejercicio y la alimentación. 

Todo se desarrolla en períodos septenarios: seis días creamos y evolucionamos en la actividad externa, y un día nos dedicamos a entregar la esencia de esta Obra a Dios en nosotros, en comunión, saliendo fortalecidos durante una semana aún mejor que la anterior.

Nótese que Cristo solía sanar en sábado. Los fariseos, ignorantes del significado interno del sábado, lo atacaron por ello. 

Pero el Maestro dijo: "Yo soy el Señor del sábado"; "El sábado fue hecho para el ser humano y no el ser humano para el sábado". Quería decir que en ese día el hombre renunciaría a sí mismo, a su parte humana, y dejaría que Dios obrara en él y a través de él, en el restablecimiento de sus fuerzas internas, en la definición de su naturaleza divina, en la comprensión de las cosas sagradas. 

Por lo tanto, ningún día sería más adecuado para la Cura. Sanar y predicar la buena nueva son la misma cosa, porque ambos restauran la totalidad del Ser. Sabemos que la palabra "sano" significa sano y santo: ambos son expresiones de plenitud y de la armonía general del ser.

Así; No importa el día y el lugar, cada vez que nos dedicamos a las cosas sagradas, estamos logrando ese propósito (previsto en la Ley mosaica los sábados, y por la Iglesia Cristiana los domingos, para la disciplina de los rebeldes que no entienden ni aprecian la gracia de esta comunión interior).


Los Diez Mandamientos son indicaciones que conducen a la Conciencia de Cristo – Quinto Mandamiento

5º Mandamiento

"Honra a tu padre y a tu madre"

Las enseñanzas de Cristo parecen contradecir este mandamiento. 

Él dijo: "A nadie llaméis Padre sobre la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, es decir, vuestro Padre celestial". Y también: "El que no deja a su padre, a su madre y a sus hermanos, no puede ser mi discípulo".

En verdad no hay contradicción. Cristo viene a ampliar y definir el verdadero significado del mandamiento. 

Él, la encarnación del Amor, nunca recomendaría que descuidáramos ingratamente nuestros deberes filiales. Se refería aquí, como en otros pasajes evangélicos, al amor y al deber desapegados.

La paternidad y la maternidad son funciones divinas: trascienden lo humano. 

La madre durante la lactancia materna es una persona diferente, más estrechamente conectada con lo Divino. Hay algo trascendental en la maternidad. Incluso entre los animales existe el llamado "pudor orgánico", por el cual la madre y los cachorros no son atacados durante este período.

El padre y la madre, como meros seres humanos, no son nada, porque no pueden manipular la vida. 

Recordemos que en el "Paraíso" comemos del "Árbol del Conocimiento, del bien y del mal", pero no del "Árbol de la Vida". 

Por eso no podemos vivificar nada. La función de los Ángeles es vivir, porque son hábiles manipuladores de la fuerza vital.

¿Qué sabe un animalito de la maravillosa criatura que lo dio a luz? Vemos gatitos gráciles que buscan caminar, que buscan amamantar, manifestando vida e instintos, y esto nos resalta la manifestación de un Creador que trabaja a través de sus Jerarquías. ¿Incluso el ser humano, que conoce a la madre de la complejidad del ser que genera? 

Medita en esto.

Sólo hay un principio creador, y es el PADRE-MADRE, ya sea para los judíos, para los gentiles, para los blancos, para los negros o para los indios, para las bestias, para los animales o para las plantas. Max Heindel se ocupa muy bien de esta doble fuerza creadora: los dos polos a los que se refiere el primer versículo del Génesis. 

Esta doble energía, sabiamente manifestada por Dios en todo, es lo que reverenciamos, sabiendo que no somos nada de nosotros mismos como personas, como padres o madres. Lo que nos ennoblece como canales de esta manifestación creativa es la Vida Divina:

"Yo, por mí mismo, no puedo hacer nada; el Padre en Mí es el que hace las obras".

Por lo tanto, no subestimemos a nuestra madre y padre carnales, aquellos que amorosamente sirvieron como conductos para el suministro de material físico en nuestro renacimiento en la Tierra. 

El esoterismo es claro: "asumimos un deber de gratitud por todo lo que hemos recibido de nuestros semejantes y un día, en esta u otra vida en la Tierra, tendremos la oportunidad de retribuirles para que se cumpla la ley: dar y recibir".

Pero la grandeza de un padre o madre humana radica indudablemente en la comprensión de que no son nada por sí mismos, predisponiéndose a servir a la Divinidad Universal y a la Divinidad que desea renacer, haciendo todo lo que puede en el cumplimiento de su trabajo evolutivo.

Para honrar este principio causal Padre-Madre, debemos aprender a verlo y reverenciarlo en todas las cosas y personas.


Los Diez Mandamientos son indicaciones que conducen a la Conciencia de Cristo – Sexto Mandamiento


6º Mandamiento

"No matarás"

Se ha hecho un esfuerzo por distorsionar el significado general de este mandamiento reformulándolo en: "No cometerás homicidio". Pero el significado es claro y genérico: "¡No matarás!".

El primer sentido que salta a la vista es el literal. Aquí es donde surgen las controversias sobre la "pena de muerte"; "eutanasia"; "aborto"; "carnivorismo", etc. Pero también está el sentido más profundo y espiritual.

La Filosofía Rosacruz desaprueba la "pena de muerte" y proporciona la razón esotérica: destruye el cuerpo, pero libera al criminal en el Mundo del Deseo. 

Como la muerte no transforma a nadie, allí sigue odiando a la sociedad y, con la velocidad del pensamiento, puede moverse a su antojo, impunemente, influyendo en personajes afines y malvados para que a través de ellos pueda vengarse de los seres humanos. 

De esta manera, los crímenes en la tierra están aumentando. Por lo tanto, es más conveniente para la seguridad humana mantener a los delincuentes encarcelados, a pesar de los gastos y cuidados. 

La solución es la mejora del sistema penitenciario y la terapia laboral para recuperar lo primario y dar tiempo de arrepentimiento a los pertinaces. La historia del "hombre de Alcatraz" es un ejemplo sorprendente de que no hay un individuo enteramente malvado; que todos tienen la esencia divina, que hace posible la recuperación del ser. Pero no por la violencia.

La eutanasia no está justificada desde un punto de vista esotérico. 

Vemos al ser humano como un ser complejo, formado por tres cuerpos que el Espíritu busca manipular a través de la mente. 

Cuando vemos a un ser demente o deforme, sabemos que el Espíritu lo anima aunque no pueda expresarse (en el caso del loco). 

El espíritu no está demente. Es la forma que no le permite expresarse, por alguna anomalía que él mismo asume, por la causa generada en una vida anterior. 

Pero siempre hay una razón para que el Espíritu aguante esas condiciones. Dentro del cuerpo está asimilando su lección, a pesar de las apariencias. No tenemos derecho a detenerlo. Con esta comprensión, cumpliremos mejor con nuestro deber para con ellos.

El aborto es igualmente injustificable, salvo en los casos de embarazo en las trompas de Falopio y otros que pongan en peligro la vida de la madre. 

El aborto, como otros problemas humanos, tiene su solución en el principio; si las parejas fueran más equilibradas en sus impulsos; Si los cónyuges fueran más conscientes y respetuosos el uno con el otro, evitarían el choque de conciencia que resulta de esta violencia contra alguien que no puede defenderse. 

La literatura esotérica ilustra muchas consecuencias observadas en los Mundos Invisibles de los abusos en este campo, incluyendo a las parteras y a los médicos que se prestaron a este propósito, casi siempre para enriquecerse fácilmente.

Los Rosacruces son vegetarianos. Mucha gente nos pregunta, "¿por qué?" 

Aquí respondemos sucintamente: no comemos carne para no sacrificar vidas y perturbar un programa evolutivo. Esto incluye el sentimiento de fraternidad hacia nuestros hermanos menores, los animales. 

La planta tiene vida, pero no sufre, porque no tiene cuerpo de deseos. Además, las verduras fueron designadas en la Biblia como un alimento natural para los seres humanos. No hay peligro de que los animales, una vez salvados, crezcan demasiado, comprometiendo la alimentación y la seguridad del ser humano. 

Está comprobado que Dios sabe cómo preservar el equilibrio del mundo y no necesita de los seres humanos para hacerlo. Lo que hemos hecho, con nuestra ignorancia, es romper la armonía del todo, como bien lo demuestra la ciencia moderna de la ecología.

La carne animal está cargada de toxinas y compromete, con los instintos inferiores, nuestra evolución emocional.

En cuanto a la leche y los huevos, sabemos que los terneros están siendo compensados científicamente en la alimentación, a pesar de recibir una cuota racional de leche.

Los huevos no son agallados. Se podrían dar otras razones. 

No lo hacemos para no detenernos en ello o huir del tema central. 

Ya los conocemos por la filosofía Rosacruz.

Pasemos ahora al aspecto más profundo de este mandamiento.

Las llamadas personas y cosas malas no justifican la destrucción. 

Cada cosa tiene su papel en el universo como un todo.

En el futuro recuperaremos la armonía perdida, cuando ejercitemos la "no-resistencia" interior, la "no-violencia" que evitará cualquier reacción externa. Pero esta "no-resistencia", esta "no-violencia" debe ser intrépida, basada en un claro asentimiento a la verdad espiritual que anima a todas las criaturas. 

La historia de Daniel en el foso de los leones, la historia de Francisco de Asís y otros iluminados prueban esta verdad.

Ahora bien, si Dios es omnipresente; si hay un hilo oculto que une a todos los reinos y ese eslabón es la Conciencia Universal, cuando matamos, cuando destruimos algo (aparentemente externo) estamos en realidad atacando a una parte de Dios y, en definitiva, atacándonos a nosotros mismos, porque en Él vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser."

Aunque por el momento no seamos conscientes de ello, aprendamos y busquemos intuir este principio de los Maestros; nuestra conciencia está conectada con la Conciencia Universal y, a través de ella, con todos los seres. 

Sólo la personalidad separatista en esta fase del materialismo nos hace creer en la inevitabilidad de la defensa y el ataque, de la preservación y la destrucción. De esta manera, se justifican las leyes de la persona, que son las leyes de los seres humanos, leyes de violencia que generan violencia, en una cadena inevitable de causas y efectos.

Veamos ahora el aspecto interno, psicológico; Podemos (y lo hacemos constantemente) matar mental y emocionalmente con palabras. Matamos incluso cuando no esbozamos la más mínima reacción externa. Desde el punto de vista esotérico, desde el espíritu de la Ley, esto es matar.

También matamos mintiendo. ¿Cuál es la mentira? Es todo lo que es contrario a la verdad universal.

Inconscientemente, todos somos mentirosos porque no conocemos la Verdad completa e inevitablemente desfiguramos algún aspecto de la verdadera imagen de las cosas. Pero nos estamos refiriendo a mentiras deliberadas y conscientes.

Producen un efecto especial y dañino en el cuerpo de deseos: matan algo en nosotros y al mismo tiempo se suicidan en esta lucha. Max Heindel lo explica bien: cuando se da una versión falsa de un acontecimiento, esta versión falsa es atraída (por la ley de atracción de los semejantes) a la versión verdadera, pero a medida que sus vibraciones divergen en la parte distorsionada, chocan y se destruyen mutuamente. 

No sólo nos deshacemos de la mentira (cuya tendencia está con nosotros), sino que perdemos una verdad que ha destruido. Perdemos en este choque, además de quedarnos con una desagradable sensación psíquica -de la Esencia que sufre- cuando tenemos sensibilidad y corrección de carácter.

Esta nueva comprensión nos lleva a comprender cómo el mandamiento, en su aspecto esotérico, está presente en los actos más pequeños de nuestra vida y cuán importante es ser veraz. No nos referimos a una sinceridad estúpida y grosera, sino a una sinceridad inteligente y amorosa. Si no podemos usarlo, es mejor callarnos.

Este problema de la mentira surgirá bajo una nueva apariencia en el noveno mandamiento, cuando tratemos con el falso testimonio.

Para concluir este mandamiento, queremos decir que hay una destrucción legítima, desde el punto de vista espiritual: es la destrucción de los falsos conceptos que se hacen evidentes en la medida de nuestra apertura de conciencia. 

Este es el significado del Armagedón. No es que luchemos contra la ignorancia, sino que ya no la alimentamos, deteniéndonos sólo en la verdad real que hemos aprehendido; Es como sacar la escoria del diamante en bruto para que se revele en la luz, el brillo del ser espiritual puro.

 

Los Diez Mandamientos son indicaciones que conducen a la Conciencia de Cristo – Séptimo Mandamiento

7º Mandamiento

: "No cometerás adulterio"

Adulterar significa "mezclar", distorsionar algo mezclándolo con otro que compromete su pureza original. 

Este es el significado esotérico de la Biblia: lo mismo que la prostitución, que perjudica la autenticidad. 

Como hemos visto antes, distorsionamos la realidad de las cosas, ya sea por ignorancia o por malicia. Como dijo Sócrates: "El hombre hace el mal porque no sabe lo que es el bien".

Todos nosotros, de acuerdo con el nivel evolutivo y la correspondiente apertura de conciencia, tenemos restricciones comprensibles y verdades relativas, y por lo tanto no podemos abarcar la verdad total. Por eso cometimos errores.

Esto es inevitable. De ahí que el 7º mandamiento no tenga en cuenta este aspecto. Sería mucho pedir.

Pero hay una parte viciosa, hay una naturaleza condicionada, hay prejuicios arraigados que pueden y deben ser corregidos en el proceso de espiritualización del ser.

En primer lugar, aprovechemos las verdades espirituales que nos han sido reveladas por aquellos que han alcanzado las alturas de la espiritualidad y han descubierto inmensas realidades con respecto a nuestra naturaleza y relación con Dios. 

Nuestra razón y lógica sancionan estas verdades porque ya tenemos algo interno, un "saber interno" que nos lleva a reconocer, aceptar y apreciar lo que es genuino.

En segundo lugar, sabemos por estas mismas enseñanzas, comprobadas en la experiencia de nuestra vida diaria, que la personalidad viciosa es la prostituta, la adúltera, que nos magnetiza con su "canto de sirena" en su ciclo de placeres distorsionados. 

Sabemos que nubla nuestra razón, quitándonos la visión de la justa proporción de las cosas; condicionando nuestras opiniones con creencias erróneas preconcebidas.

Esto nos perjudica no solo espiritualmente, sino también materialmente, porque nos impide tener una visión real de las cosas y hechos que nos rodean.

En una computadora electrónica es fácil reemplazar datos falsos por verdaderos, pero en la compleja naturaleza humana es una tarea difícil, porque nos involucramos en experiencias viciosas y, considerándolas como nuestra propia naturaleza real, las defendemos, por un instinto de conservación, que es el más fuerte en nosotros. 

El trabajo de transformación y purificación del ser requiere, por lo tanto, una cuidadosa preparación.

Como hemos visto, hemos adulterado no solo la realidad divina de Dios y del ser humano, sino también la visión real de las cosas que nos rodean. Lo que vemos siempre está mezclado con nuestras propias impresiones, que falsean la imagen de la cosa tal como es.

Veamos cómo funciona esto internamente.

La idea pura del espíritu, con respecto a cualquier tema, nos viene de la Mente Abstracta a la Mente Concreta (intelecto). 

Allí, esta idea, en virtud de la voluntad espiritual que la anima, busca revestirse de materia mental concreta y convertirse en una forma mental o imagen mental. 

Pero en este recubrimiento, el espíritu ya sufre la primera traición: el intelecto condicionado y preconcebido añade, por sí solo, en una asociación indebida, cosas que su pasado le dicta, a veces gratuitamente, como, por ejemplo: ver a una persona cuyos rasgos se asemejan a otra que nos ha hecho daño e inmediatamente adulterar la imagen con esta correlación negativa.

De la Mente Concreta, la idea transformada en forma-pensamiento pasa al cuerpo de deseos (emocional) y allí la voluntad espiritual que anima el pensamiento busca rodearse de materia emocional que le da impulsos para pasar a la acción. Luego sufre la segunda adulteración, añadiendo la materia emocional de atracción o repulsión, según las correlaciones preconcebidas. 

Y cuando se trata de acción, está lejos de ser la impresión pura que el espíritu ha dictado al intelecto.

El mensaje esotérico de este mandamiento es: hagamos que nuestra personalidad sea pasiva y fiel al Ser real, para que no traicione sus designios; no descuidar al Cristo interior a las conveniencias y exigencias de la naturaleza inferior; no conferir a las cosas y realidades mundanas los méritos y virtudes que pertenecen a lo Divino.

"El único pecado es la ignorancia y la única salvación es el conocimiento aplicado". 

Mientras no tengamos posibilidades internas de limpiar los canales de expresión de lo Divino, estaremos prostituyendo la verdad. 

En la ignorancia no hay pecado, pero sí dolor, generado por la consecuencia que busca despertarnos. Pero nosotros, que estamos ampliando nuestra conciencia de la verdad, asumimos una responsabilidad mayor, porque "a quien mucho se le da, más se le exigirá". 

No debemos rehuir la transformación que la conciencia nos exige. El método Rosacruz apunta precisamente a eso, inteligente y gradualmente, a través de la espiritualización del Cuerpo Etérico, que presupone la reeducación en los diversos aspectos.


 Los Diez Mandamientos son indicaciones que conducen a la Conciencia de Cristo – Octavo Mandamiento

8º Mandamiento

: "No robarás"

Sigamos la misma línea de pensamiento esotérico: Dios es omnipresente. 

El ser humano, hecho a su imagen y semejanza, es un cosmos dentro del Macrocosmos. 

Así como la gota del océano tiene las mismas propiedades que todo el océano; así como unas pocas gotas de sangre revelan la condición de todo el organismo; por lo tanto, debemos entender que el Creador está potencialmente sintetizado en sus criaturas. 

La semilla es de la misma naturaleza que el árbol y se convierte en el mismo árbol. Esto explica la invitación del Evangelio: "Sed perfectos, así como vuestro Padre celestial es perfecto".

Esto nos lleva a comprender que Dios, como Conciencia Infinita, es el único y perfecto suministro y no deja de dar a cada criatura o grupo lo que legítimamente corresponde a sus necesidades internas de evolución.

Dios es como una planta de energía que suministra energía a las "casas" (individuos). Hay energía a voluntad, pero sólo la que podemos soportar. 

Si entra más energía de la que los cables pueden manejar, la instalación se quema. Ahora, a medida que los cables evolucionan, se vuelven más potentes para recibir más luz. 

Si parece que nos falta luz, revisemos nuestro interior; Solo puede haber un fallo: un fusible quemado, una interrupción del cable o cualquier otra irregularidad. La falla debe ser corregida. Siempre está dentro de nosotros. No hay injusticia en el plan perfecto de Dios.

Por lo tanto, no tenemos nada que robar ni nadie a quien robar. 

Todo pertenece a Dios, y Él no esconde ni niega nada a Sus hijos. Por el contrario, está ansioso por expresarse cada vez más ampliamente para nosotros. 

Él dijo: "Hijo, todo lo que es mío es tuyo". Hay en nosotros un bien infinito y un potencial que espera que el despertar tome la forma de nuestra necesidad. 

Cada vez que nos abrimos en la conciencia, formamos un vacío que succiona del suministro infinito de Dios el bien que necesita. Esta ley no falla: como una vasija, sólo podemos contener el agua viva correspondiente a nuestra capacidad interna; lo que adelanta, desborda y va. 

Hay quienes se apropian indebidamente de las cosas y parecen mantener impunes los bienes al servicio de su disfrute. Engaño. 

Nadie puede aferrarse a nada que no corresponda a su nivel de conciencia. Tarde o temprano la Ley actuará con el efecto que corresponda al caso. No nos corresponde a nosotros juzgar o callar, sino comprender y confiar en el mecanismo de la Consecuencia.

La solución, por tanto, no es colar un cable de la instalación vecina, que parece tener más luz de la que necesita. 

En la evolución, cada uno tiene que resolver su propio problema. La savia del "Gran Árbol" está a disposición de todas las ramas y ramas, en lo que se refiere a sus canales internos. 

Todos vivimos y nos movemos en Dios y en Él tenemos nuestro Ser. 

Por lo tanto, el suministro divino es común. Robar de este suministro es lo mismo que robarnos a nosotros mismos. El ladrón ambicioso y sin escrúpulos es como el codicioso cuyos ojos son más grandes que su estómago; Puede dilatar su estómago con grandes cantidades de comida, pero el cuerpo retendrá solo lo que pueda asimilar.

El resto se perderá, comprometiendo su salud.

El deseo de robar o de codiciar y desear cualquier cosa es una ilusión. 

Todo está a nuestra disposición, aquí y ahora, siempre y cuando cumplamos con las condiciones de receptividad interna. En esto hay una sabiduría divina; Lo que no está de acuerdo con nuestras necesidades reales es inútil y perjudicial, porque no tenemos la conciencia suficiente para aprovecharlo y convertirlo en efectos evolutivos.

Superemos la creencia de la separación. 

No hay Dios por un lado y el hombre por el otro; hay seres humanos en Dios y hay Dios expresándose como consciencias individuales: yo y tú. 

Es la creencia en la separación lo que a menudo nos lleva a la tentación de robar, basada en el principio materialista de que la posesión de cualquier cosa depende de nuestra iniciativa personal y humana; de nuestra astucia o de nuestra "suerte". 

Con esto viene la idea de una persona que está siendo robada y otra que está robando, cuando en realidad hay Dios en estas dos personas, a su disposición, para suplirlas. 

No hay nada que Dios pueda hacer que no esté haciendo ahora mismo. Cuanto más robamos, más codiciamos y deseamos, más nos cerramos y menos recibimos de nuestra fuente interior. Cuanto más aumenta nuestro materialismo, más reducimos nuestro canal de conexión con la única Fuente: en última instancia, nos estamos robando a nosotros mismos.

Este mandamiento nos revela la verdadera Fuente de Abastecimiento, que lleva en su interior, en potencia, todo lo que necesitamos. 

No hay nada que codiciar, nada que desear, nada que robar. Lo que hoy no es nuestro, mañana puede serlo mañana, cuando estemos en condiciones de recibirlo. Si no hubiera sido así, no se habría dicho: "Somos hijos, y por lo tanto herederos de Dios, y coherederos con Cristo". 

No solo en las cosas espirituales, porque "si buscamos el reino interior y nuestro ajuste a él, todo lo demás nos vendrá por añadidura".


Los Diez Mandamientos son indicaciones que conducen a la Conciencia de Cristo – Noveno Mandamiento

9º Mandamiento

"No darás falso testimonio"


¿Qué es lo real? ¿Qué es la falsificación?

Verdadero es Dios y Su obra. Verdadera es la chispa divina que constituye nuestra auténtica identidad.

Falso es la distorsión de lo natural, a causa de nuestra ignorancia o vicio. Ya hemos visto que la falsa personalidad, por su ignorancia y condicionamiento, es la prostituta, el falso testigo.

Cuando la ley nos pide que testifiquemos, debe estar basado en la verdad. Y juramos afirmarlo, con nuestra mano sobre la Biblia, que prevé este mandamiento.

Ahora bien, testificar es ver sin interpretar, sin mezclar nuestra opinión de hecho. 

La opinión, el juicio y la interferencia de la falsa personalidad es, por lo tanto, prostitución de hecho. 

Allí tomamos partido en contra de alguien y a favor de otro. No estamos siendo imparciales; No estamos diciendo que el hecho en sí, tal como lo observamos, carente de opiniones.

Trasladando lo dicho al campo espiritual, a partir del testimonio de Seres iluminados, sabemos que el ser humano es permanentemente divino; Si podemos apagar cualquier opinión personal o sentimiento de simpatía o disgusto simplemente mirando. 

El Ser mismo, en la convicción de que es hijo de Dios y, por tanto, hermano nuestro, sucede algo maravilloso: tocamos su ser más íntimo, llegamos a su Esencia, derribamos los muros que han existido entre nosotros y realizamos la prueba de la Fraternidad Universal.

Pero si lo vemos como algo aparte de Dios y de nosotros mismos, con todos sus defectos, sin comprenderlo en el estado actual de conciencia, estamos dando falso testimonio de ello.


Los Diez Mandamientos son indicaciones que conducen a la Conciencia de Cristo – 

Décimo Mandamiento y Conclusión

10º Mandamiento

: "No codiciarás"

Fíjate en las sutiles diferencias y correlaciones; Nótese la conexión de esto con el octavo mandamiento: "No robarás". Desear, codiciar, ya es un robo, porque hay un movimiento interno, emocional y mental, que nos pone en una relación injusta con la persona o la cosa. 

Es un malentendido de nuestra relación con el suministro único, la Fuente Única, y nuestra conexión inevitable con el Todo. Cristo aclara: "Si alguno mira a una mujer y la codicia con sus pensamientos, ya cometió adulterio". 

Fíjense bien: ha manipulado una verdad y ha robado. ¿Y quién lo hace? La personalidad viciosa.

A manera de Conclusión

Estos Diez Mandamientos constituyen la Ley de Moisés, "la letra de la verdad". En su sentido literal, adecuado a la gente de ese tiempo, era la primera etapa de la verdad, la "piedra". 

Como presentamos aquí, en su aspecto más profundo, es la segunda etapa, el "agua viva" – que cada uno transformará en vino – la tercera etapa – a través de la experiencia consciente y la asimilación. Tal es la invitación y el desafío que presentamos al lector.

En esencia, estos Diez Mandamientos deben ser amalgamados por la conciencia y sintetizados, como nos enseñó el Maestro: "Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente y con toda tu alma" (corazón y Mente fusionados en la Sabiduría que se expresa como Alma). ¿Y cómo se cumple esto?

"¡Ama a tu prójimo como a ti mismo"!

Para llegar a la síntesis consciente, uno debe experimentar el análisis.

 Esperamos que estos puntos den lugar a otros que conduzcan a una comprensión profunda de este gran tema.

En Amoroso Servicio

Fraternidad Rosacruz de Mexico

Centro de Estudios de la Sabiduría Occidental Mexico