QUE ES LA LIBERTAD


FRATERNIDAD ROSACRUZ DE MEXICO


CENTRO D ESTUDIOS DE LA SABIDURIA OCCIDENTAL MEXICO


¿QUE ES LA LIBERTAD?


LECCION MENSUAL DE FILOSOFÍA

Julio de 1987


Gran discusión hay en estos días acerca de una condición vagamente denominada, "Libertad" -libertad de restricción, libertad de autoexpresión, libertad de "hacer lo que queremos".


Las leyes y los decretos de las autoridades están siendo denunciados como inhibidores, o como restrictivos de la libertad individual. Para cierto segmento de la población, que no parece permitir ninguna clase de limitaciones sobre sus actividades, el grito de "libertad" se ha convertido en un llamado a la anarquía.


Mucha de la libertad buscada hoy día tiene propósitos esencialmente egoístas. Muchas personas que demandan "libertad" de las regulaciones que personalmente encuentran molestas, están buscando en realidad la licencia de hacer precisamente lo que quieren, en cualquier situación, sin considerar los derechos de los demás.


Lo que hoy pocas personas parecen comprender, es que la verdadera libertad es una condición de grandeza. 


Es originada por uno mismo, y ninguna restricción o abolición de restricciones externas hechas por el hombre, pueden darla o quitarla.


La verdadera libertad es una condición que existe dentro, no fuera del individuo: nos atamos y nos liberamos nosotros mismos.


La verdadera libertad se obtiene mediante la obediencia a las Leyes Naturales bajo las cuales todos estamos evolucionando, y a través de estricta y continua adherencia a las enseñanzas de compasión y hermandad traídas a nosotros por el Cristo. 


Esto presupone completo inegoísmo.


Mientras continuemos enfrascados en nuestras adquisiciones, intereses personales, expresión, o lo que sea, seremos mantenidos en esclavitud.


Las leyes de la sociedad, las actividades de otras personas, y los acontecimientos y situaciones externas de cualquier índole, serán consideradas básicamente a la luz de su inmediato efecto personal sobre nosotros.


En tanto que éste sea el caso, es seguro que habrá ciertas ocurrencias en el mundo material que algunos de nosotros encontrarán desagradables, restrictivas, o algo peor, porque ellas han interferido con nuestros deseos egoístas.


Entonces nos preocuparemos, nos irritaremos, rabiaremos, objetaremos, o encogeremos nuestros hombros infelizmente con resignada aceptación. 


Por lo tanto, permaneceremos encadenados a estos deseos egoístas y bajo tales condiciones no podemos considerarnos libres.


La libertad viene después que nos elevemos por encima de lo material, por encima de las necesidades y negocios personales. 


Debemos vivir en el mundo material sin ser materiales. Debemos estar en el m mundo, pero no ser de él.


Debemos aprender a emanciparnos de nuestras naturalezas inferiores, a prescindir de sentimientos de orgullo, ambición, vanidad, timidez, codicia, ira y temor.


El temor, más que ninguna otra emoción, inhibe la libertad. 


Si estamos temerosos, nuestros pensamientos, nuestro trabajo y nuestra salud están limitados por el temor, y a menos que esta condición sea dominada, el estrago que puede hacer en la vida de una persona es algo terrible de contemplar.


La esencia de la verdadera libertad probablemente no fue mejor expresada que por el Apóstol Pablo cuando dijo: "Más de ninguna cosa hago caso".


Desde el tiempo de su conversión, las miras de Pablo fueron puestas en su meta espiritual," y las condiciones del mundo material fueron nulas para él.


Pero ¿Cómo puede la persona corriente, para propósitos prácticos, conseguir alguna vez tal completo sentido de libertad del mundo material?


La respuesta está en la persistencia, persistencia en buenas obras, en dedicar la naturaleza inferior al servicio del Yo Superior, y en la compasiva consideración a nuestros semejantes.


Si continuamos en tal rumbo, finalmente llegaremos a ese estado de perfecta libertad en el cual las "supresiones" de la sociedad serán indiferentes para nosotros, en donde podremos ser gobernados por la ley, pero estaremos por encima de ella, y en donde nuestros logros terrenos estarán relacionados con el servicio a la humanidad y los espirituales con una cercanía siempre creciente con Dios.


Discutiendo la leyenda de Fausto en Cartas a los Estudiantes p. 100, Max Heindel dijo:


"Por medio de nuestras obras, poniendo los poderes malignos en buen uso, finalmente nos liberaremos de las limitaciones, tanto de la iglesia como del estado, que ahora nos mantienen en servidumbre.


Aunque las convenciones de la sociedad y las leyes escritas son ahora necesarias para restringirnos de infringir los derechos de los demás, vendrá un día en que el espíritu nos animará y nos purificará, como el amor de Fausto por Helena le purificó y le dio el incentivo de usar las fuerzas luciferinas de la manera indicada.


Cuando hayamos dominado el deseo de trabajar para nosotros mismos, cuando nos hayamos enamorado de nuestro trabajo por los demás, como Fausto estaba cuando con su moribunda visión contempló la tierra que estaba surgiendo del mar, entonces nunca necesitaremos el rasgo coercitivo de las leyes y convenciones, porque nos habremos elevado por encima de ellas, por medio del acatamiento a todas sus exigencias. Sólo de esa manera podemos llegar a ser verdaderamente libres".


No puede ser enfatizado demasiado a menudo que obtenemos verdadera libertad sólo después que las demandas del auto-interés hayan sido puestas a un lado, y cuando, como dijo Max Heindel, nos hayamos "enamorado de nuestro trabajo por los demás"


La libertad en su aspecto final no es ni anarquía ni desobediencia.  


Presupone, no la ausencia, sino la superación de la ley. No es una exigencia de egoísmo, sino un aditamento al inegoísmo.  


No se logra por medio de la violencia, ni por medio de la oratoria, ni por la promulgación de leyes, ni por cautela, sino viviendo la vida pura, espiritual e inegoísta del servicio, ejemplificado , como nadie más, por Cristo Jesús .

De todos los que alguna vez habitaron la Tierra, Cristo Jesús fue el más libre. Sujeto durante todo Su ministerio tanto al menosprecio como al aplauso, y a los finales acontecimientos conducentes a la Crucifixión,


Él supo que Su destino final no era el yugo impuesto por la voluntad de la multitud, ni la angustiosa muerte sobre la cruz.


La consumación triunfante le aguardaba, la que ningunas cadenas, decretos o sanciones de origen mortal podrían haber impedido. Cristo Jesús estaba por encima de la ley, y sin embargo vivió de acuerdo con ella. 


"Dad al César lo que es del César", aconsejó a Sus oyentes. También les recordó, no obstante, que existen más altas consideraciones que no pueden ser limitadas por legislación humana:


·'Dad a Dios lo que es de Dios". Mientras los hombres vivan en sociedad, deben cumplir con las leyes de la sociedad. 

La mayoría de los miembros de nuestra oleada de vida no estaban entonces, ni ahora tampoco, lo suficientemente evolucionados, ni eran suficientemente inegoístas, como para coexistir pacíficamente en un ambiente físico del cual hubiese sido excluida la ley y el control civil. Sólo después que la mayoría de las personas haya aprendido a vivir vidas de pureza y servicio a tal grado que la compasión y el amor fraternal infaliblemente determine la naturaleza de sus actividades, será posible que la ley civil sea una cosa del pasado. 


En el Reino de Cristo -la Nueva Jerusalén en la cual los cuerpos anímicos de los hombres se habrán convertido en las luminosas vestiduras que excluyan la necesidad de otras fuentes de luz-esta condición   prevalecerá.


Entretanto, continuemos nuestra búsqueda de la libertad, pero estemos seguros de su verdadera identidad, recordando que es una condición interna más que externa, alcanzada por medios inegoístas.

 

"De toda potestad que mantenga al mundo en cadenas,

el hombre se libera cuando obtiene el dominio de sí mismo": Goethe


LA FRATERNIDAD ROSACRUZ

Departamento Esotérico


En Amoroso Servicio


Centro de Estudios de la Sabiduria Occidental Mexico