PACIENCIA 

FRATERNIDAD ROSACRUZ DE MEXICO 

CENTRO DE ESTUDIOS DE LA SABIDURIA OCCIDENTAL MEXICO

PACIENCIA

 

De la Revista Rayos de la Rosacruz - Abril, Mayo 1988  

¿Quién de nosotros no ha experimentado ese sentimiento de opresión y menosprecio conocido como desánimo?

Este abatimiento y depresión parecen eliminar de nuestras vidas todo lo que apreciamos y estimamos.

Muchas almas decididas y elevadas se ven obstaculizadas y atormentadas por este sentimiento de incompetencia o inutilidad, y bienaventurado aquel que no tiene que soportarlo. 

Pero para quienes lo padecemos, queda al menos un punto brillante en el horizonte; A través de nuestra miseria nos sentimos atraídos a un mayor esfuerzo y nos ahorramos la trampa del consentimiento prematuro y la autosatisfacción que nos hace renunciar a esforzarnos y dormirnos en los laureles ante el trabajo por hacer. 

En cambio, nos armamos de fe, apuntamos a una meta, sabiendo que las pruebas no son desgracias, sino más bien parte del proceso de formación y desarrollo esencial para transformar a los hombres y aportarles la misma sustancia de la que están hechos los dioses. 

Aceptamos cada fracaso como una prueba de purificación y endurecimiento, preparándonos para logros mayores.

 Pero algunos podrán replicar: no es fácil tener paciencia y confianza cuando se sufre de desánimo. 

Por supuesto que no lo es. No es fácil ejercitar la voluntad en condiciones tan adversas, pero vale la pena el esfuerzo, porque la fe en la Ley nos permite elevarnos por encima de experiencias tan dolorosas y entonces podemos aspirar y trabajar en condiciones mucho más cercanas a lo que amamos. Además, la fe basada en la Ley inmutable de Dios se desarrolla en conocimiento, y el conocimiento abre las persianas de nuestra mente y nos libera de las condiciones indeseables que hemos acumulado.

 Veamos ahora por qué debemos esforzarnos siempre por superar el pozo del desánimo, de la depresión, en el que nos hemos deslizado por descuido. Tras un examen más detenido, descubrimos que el desánimo es una actitud negativa ante la vida y un compañero de viaje incómodo. 

Cuando nos rendimos y permanecemos en este estado de desánimo ante los fracasos aparentes, hemos activado, al menos temporalmente, la corriente mental destructiva que es la fuente del pesimismo. 

El desánimo repele lo favorable y, como el pesimismo, atrae lo no deseable: proviene de la impaciencia. 

Debemos aprender y admitir que todas las cosas buenas deben limpiar el camino de la suciedad que hemos colocado allí. 

Al actuar de esta manera con fe en el resultado, nos protegemos del desánimo invasor.

 Se nos muestra, de otra manera, cómo superar la tendencia al desánimo o a la depresión. 

Necesitamos establecer una corriente opuesta de vibraciones. Cuando nos sentimos miserables e infelices, necesitamos buscar la causa. 

Si se descubre que tiene su origen en una alimentación incorrecta, es necesario cambiar la dieta: optar por una actividad física, salir al aire libre, dar un paseo o visitar a alguien agradable. 

Si el estado pesimista es causado por una depresión mental, entonces debemos negarnos a aceptarlo y obligar a nuestra mente, mediante el poder de la voluntad, a volverse hacia cosas agradables. 

Hagamos un balance de nuestras bendiciones (todos las tenemos) y recordemos los momentos felices y de paz de nuestra existencia.

Fijemos el escenario de nuestros estados de ánimo, seguros de que cada Ego está donde corresponde, y que finalmente se convertirá en lo que desea ser. 

Asegurémonos de que si pretende desarrollarse y evolucionar, las oportunidades se le darán tan pronto como pueda aprovecharlas. Neguémonos a ser impacientes, con el desánimo que ello conlleva, y aprendamos a esperar con paciencia, como Dios espera el desarrollo del hombre.

Traducido en Amoroso Servicio por la Fraternidad Rosacruz de Mexico.