SIGUEME

(YO SOY EL CAMINO LA VERDAD Y LA VIDA) 

(CARTA A LOS ESTUDIANTES CON MOTIVO DE LA PASCUA)



FRATERNIDAD ROSACRUZ DE MEXICO



CENTRO DE ESTUDIOS DE LA SABIDURIA OCCIDENTAL MEXICO


"SIGUEME"

LECCION MENSUAL DE FILOSOFIA MARZO  DE  1989

Cada Pascua nos regocijamos con el conocimiento renovado de la Regeneración incesante y la vida cósmica. 

En cada Pascua nos subyuga una sensación de misterio y estaxis, y es como si observando el milagro del Cristo Resucitado, nosotros ascendiéramos en pequeña medida más allá de las tinieblas de la materia y gustásemos la bienaventuranza de la eternidad. 

Gracias a la bendición del auto-sacrificio del Cristo que tenemos por  un  año más,  podemos  efectuar  un  nuevo comienzo  en los asuntos de la vida  terrena.

Como dijo Max Heindel: 

"Para aquellos que han  escogido trabajar consciente e inteligentemente  con la Ley Cósmica, la Pascua tiene un gran significado: 

La liberación anual del Espíritu de Cristo de los con­ fines apretantes de la Tierra y Su ascensión gloriosa a Su verdadero Mundo-Hogar. 

Para los iluminados, la Pascua trae una comprensión penetrante del hecho que todos los hombres somos peregrinos en la Tierra, que el verdadero hogar del Espíritu está en el reino celeste, y que para alcanzar ese reino debemos esforzarnos por aprender las lecciones de la vida tan rápidamente como sea posible; así, podremos esperar la aurora de un día que nos liberará permanentemente de la esclavitud en la Tierra. 

Entonces, como el Cristo liberado, llegaremos a una verificación de esa inmortalidad gloriosa que es la recompensa del Espíritu perfeccionado. 

Para los iluminados, la Pascua simboliza la alborada de un día alegre en el que toda la humanidad, junto con el Cristo, será liberada permanentemente de los límites apretantes de la materialidad y ascenderá a los reinos celestiales para convertirse en pilar de fortaleza en la casa del Padre, de donde no saldrá jamás .." 

Como Estudiantes de estas Enseñanzas Rosacruces, somos principiantes en el aprendizaje de esta gloriosa empresa, y la aventura hacia nuestra meta es muy estimulante y satisfactoria para el alma. Cada uno de nosotros está en este planeta para progresar.  

Todos somos factores en el gran  esquema de la evolución: algunos son más avanzados que otros, y con el estado de adelanto viene el impulso de ayudar a los otros. 

Todos los Maestros nos  han  demostrado  que, para  desarrollarnos  espiritualmente,  debemos esforzarnos en trabajar por los demás y por nosotros mismos, no con motivos egoístas, sino como un trabajo de amor desinteresado.

¿Cómo vamos a llevar a cabo la tarea una vez que hayamos decidido hacerla? 

Una vez más se nos recuerda la historia de la crucifixión. 

En ella se nos ha dado la clave para el éxito espiritual en esta vida y en las venideras. 

¿Podemos imaginarnos vívidamente al hombre llamado Jesús de Nazaret caminando con la cabeza inclinada y subiendo el camino polvoriento que conduce al lugar de la Calavera? 

El camino era largo, la carga era pesada, pero estaba decidido a completar lo que se le había encomendado. 

Vemos la multitud reuniéndose al borde de la colina, a medida que la procesión solemne se dirige hacia el Sitio de Iniciación. 

En la Cruz, con amor altruista. 

El Pronunció estas palabras. "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen". 

Más adelante oímos Sus palabras: 

"Ha sido consumado", y el Maestro nos ha indicado el sendero que debemos andar. 

Debemos perder de vista a Cristo como Líder de una secta religiosa y considerarlo como el Salvador del Mundo cuando dijo: "Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos traeré a Mí mismo".  

(San Juan 12:32)

¿Cómo traerá El a todos los hombres hacia Sí mismo? 

Es en la respuesta a esta pregunta en lo que estamos interesados y lo que debemos tratar de comprender. Naturalmente, tendrá  que ser aceptado que el punto de vista de Cristo era universal y que no tomó en consideración la adherencia individual o colectiva hacia cualquier sistema religioso. 

La práctica de la Enseñanza Esotérica Cristiana no es un simple acto físico, sino una acción espiritual de un significado asombroso. 

Todos los sistemas religiosos están adaptados al pueblo al cual fueron dados, y cada uno de ellos tiene virtudes que son inapreciables para sus creyentes. 

Las religiones más antiguas no son sino escalones para otras todavía más elevadas. La mayoría de ellas son de carácter nacional, pero uno puede ver un gradual alejamiento de esta fase, hasta que llegamos a la Religión  Cristiana, la cual es universal.

El Cristo ha señalado el sendero que cada uno debe recorrer.

El Maestro siempre habló en parábolas a la multitud, pero reveló su significado a los iniciados. No solo habló en parábolas, sino que para la mente inteligente también las representó como lecciones que nosotros, como seguidores, debemos esforzarnos por entender y aplicar en nuestras vidas diarias. 

El alma que aspira a las cosas superiores y trata diligentemente de servir al Dios interno, se dará cuenta de la belleza y significado del Calvario, cuando es aplicado espiritualmente al sendero del progreso. 

Tomemos la historia total e interpretémosla en una forma personal. 

Para llegar a un destino señalado, una persona tiene que seguir ciertos caminos. 

Nuestro destino es hallar la verdadera forma de ser religiosos. 

Una vez más el Cristo habla con palabras que tienen gran importancia: 

"Toma tu cruz y sígueme". 

No hay limitaciones para seguirle. 

El solamente dice: "Sígueme". 

Ahora bien, todos no podemos subir por esa colina áspera y ser crucificados de un modo literal; así es que se sobreentiende que debemos hallar la solución espiritual.

Cristo no solamente habló de llevar Su cruz y ser crucificado en el Gólgota: lo representó dramáticamente en cada uno de sus detalles. 

Lo mismo es cierto para cada uno de nosotros: 

Tomar realmente nuestra cruz y seguirle significa algo más que hablar y cantar himnos, por más edificante que esto pueda ser. 

Representa la puesta en práctica del impulso espiritual interno. 

El arte de llevar la cruz no es y no puede ser adquirido en una sola vida, sino que se desarrolla a medida que avanza nuestra evolución. 

Esto puede ser fácilmente apreciado en una persona que sirve a Dios de determinada forma, mientras que esto sería humanamente imposible para otra. 

Debemos evaluar nuestras posesiones espirituales y averiguar cuáles son mejores para el servicio a la humanidad, porque, recordémoslo, Cristo vino a buscar no a unos pocos, sino al "que quiera'', y así como Su visión era universal, la nuestra debe ser lo mismo. 

Si bien comprendemos que el Espíritu de Cristo mora en cada uno de nosotros, no debemos volvernos egocéntricos, sino considerarnos como unidades del maravilloso todo. 

Una vez que hayamos tomado nuestra cruz, veamos adonde nos lleva.   

Cuando caminemos esa colina abrupta y veamos y oigamos a las turbas burlonas, preguntémonos qué significa. 

Solamente esto: Que a medida que recorramos la senda hacia la iniciación, encontraremos muchos obstáculos y tropiezos. 

Sufriremos los desprecios de nuestros hermanos que no están tan avanzados como nosotros en el sendero, pero debemos continuar hasta el fin del camino que hemos escogido andar.

Mientras llevamos nuestra cruz, nos encontraremos con el hecho de que tan seguramente como existe un aspecto externo en la obra, también hay uno interno. 

La guerra de las naturalezas ·superior e inferior es un hecho real. 

Debemos esforzarnos por medio de nuestras acciones en eliminar gradualmente la in­ fluencia de la naturaleza inferior, nutriendo a la superior en toda oportunidad que se presente. Eso se puede realizar aún en la presencia de grandes obstáculos.

Fe, esperanza y amor. 

No es sino hasta cuando estos tres atributos de religión pura se expresen en nuestras vidas, que sabremos lo que es ser verdaderamente religiosos. 

Algunos pueden tener fe, otros esperanza, posiblemente ambas, pero si falta la tercera entonces la carne no ha llegado a estar en completa sujeción al espíritu. 

Si tenemos fe con esperanza, solamente tenemos una forma de religión, a menos que a través de su unión expresemos amor 

Cuando entendamos el hecho de que somos una parte del Gran Todo y que en definitiva el bien de uno es el bien de todos, no nos contentaremos con la fe y la esperanza. Entonces añadiremos el más grande de todos los atributos espirituales, el amor, y mediante nuestras acciones, no a través de nuestras palabras, indicaremos al mundo el camino en el que viajamos.


En Amoroso Servicio

Centro de Estudios de la Sabiduría Occidental Mexico