PODER INTERIOR Y SANACION

Es bueno darse cuenta de que nuestro poder para recibir, contener o absorber ideas es un don espiritual de nuestro Padre, y cualquier aumento en ese poder debe contener más de Dios. 

Solo a medida que nuestra conciencia de Dios crece y se expande somos capaces de una comprensión más profunda y realizaciones más grandes.

Confiamos en que estará de acuerdo con nosotros en que la declaración anterior merece una atención seria e imparcial. Incluso podríamos decir que es un "poste indicador" que señala el camino hacia el avance espiritual a través del desarrollo de la bondad y la moralidad dentro de nosotros. 

Al hacerlo, nos colocamos por encima y más allá de la teoría y nos unimos a aquellos que ven la vida como un experimento científico regido por leyes justas e inmutables. 

Ya no dudaremos más de que todos los actos en la vida producirán un cierto resultado.

Entonces, 

¿Cómo debemos actuar para liberarnos de la desarmonía y su consecuente acción sobre nuestra salud?

Primero, debemos observar dónde estamos en relación con nuestra relación con nuestro Creador. 

Los que hemos estudiado la Filosofía Rosacruz sabemos que toda vida individualizada, desde la manifestación más baja hasta la más alta, está indisolublemente unida a Dios por la Esencia Divina existente en ella. 

En consecuencia, el éxito de nuestro progreso en la vida depende de expandirnos interiormente y abrir canales que permitan que esta energía e inteligencia fluya libre y correctamente. 

Y se manifiestan externamente. 

De esta forma liberaremos la gloriosa fuerza sanadora que poseemos.

Sabiendo esto, podemos permanecer tranquilos y serenos ante un problema, porque somos conscientes de que estamos trabajando con una Ley de Dios confiable.

Alguien sabio dijo una vez que: “lo que hacemos por los demás, lo hacemos por nosotros mismos”; ya que la esencia que llevamos dentro es la misma”. 

Con esta afirmación estamos totalmente de acuerdo, pues aunque tenemos libre albedrío para actuar como individuos, la humanidad debe progresar como un gran todo. Es una señal de desarrollo espiritual cuando aceptamos este hecho y nos esforzamos por vencer nuestros instintos para buscar siempre el beneficio de todos. 

Cuán cierta es la afirmación: 

"La cadena del progreso humano no es más fuerte que su eslabón más débil".

Es un hecho que no podremos disfrutar del conocimiento espiritual hasta que lo hayamos merecido o conquistado, pero nuestro camino se allana y facilita cuando aprendemos a volvernos hacia nuestro Cristo Interno, buscando en Él las respuestas que necesitamos. Con eso nos ahorramos mucho sufrimiento y dolor porque estaremos viviendo en armonía con la ley natural.

Pero no basta con tener conocimiento de una Ley. 

Debemos hacerlo parte de nosotros mismos. 

Es interesante "jugar" con un concepto intelectual en nuestra mente, pero si no vamos más allá, si no practicamos esta ley, no será de ninguna ayuda en nuestro camino evolutivo.

Cuando tenemos una idea que acercará nuestra vida a lo que entendemos mejor, debemos tratarla con respeto y cuidado. 

Debemos trabajar con él a través de la auto preparación y la autorregulación, ya que tal acción traerá ricas recompensas. 

Debemos definir cuáles son nuestros principios y usarlos todos los días, no solo algunas veces.

El esfuerzo y la atención necesarios para elevarnos al pleno dominio de la vida son muy pequeños comparados con los beneficios cosechados.

Cuando se llega a esta etapa, podemos encontrarnos incluso con malestar o enfermedad, pero tendremos la certeza y la tranquilidad necesarias para solucionar los problemas e incluso transmutarlos en algo superior.

Sabemos que el medio ambiente nos afecta en gran medida, pero el alcance de esa influencia está definitivamente dado por la forma en que lo enfrentamos.

Como hijos de Dios, heredamos poder espiritual dentro de nosotros mismos. 

Trabajemos para expresarlo. 

Entonces "caminaremos en la Luz como Él está en la Luz" y seremos conscientes de nuestra divinidad.

En Amoroso Servicio

Centro de Estudios de la Sabiduria Occidental Mexico