EL ORATORIO
EXTRAIDO DE LA MÚSICA
nota clave de la evolución humana
por
Corinne Heline
Durante el curso del siglo dieciséis la música eclesiástica italiana se desvió del casto ideal de Palestrina hasta perder casi enteramente su estilo sagrado.
Las innovaciones en el campo de la música produjeron un conflicto entre el modo más moderno y el antiguo estilo eclesiástico, este último luchando en Roma por conservar su terreno.
Las consecuencias fue el nacimiento de una escuela de música que empezó a ejecutar en el oratorium composiciones relativas a temas de la historia sagrada.
Así se originó el oratorio.
Esta nueva escuela fue fundada por Philip de Neri, nativo de Florencia, Italia, ahora conocido como el padre del oratorio.
De Neri nació en 1515.
Fue otro santo personaje. Aunque era un hombre joven sus amigos le pusieron el apodo de “buen Philip”.
Su virtud era tal que después de su muerte fue canonizado por la Iglesia Romana.
Desde su juventud se interesó principalmente en el mejoramiento espiritual de seres humanos depravados y del tipo oprimido y en la educación moral y espiritual de los jóvenes.
Para impulsar con más efectividad este proyecto, desarrolló el oratorio en un esfuerzo por entretener a los jóvenes y para interesarlos así en las materias espirituales a fin de alejarlos de los placeres mundanos.
El éxito de esta aventura musical en Florencia del siglo XVI fue bastante notable.
Un grupo de sacerdotes se asoció con de Neri en este trabajo y llegaron a ser conocidos como los Hermanos de la Oratoria.
Este tipo de música se usó especialmente durante la estación Cuaresmal, y eventualmente se hizo costumbre realizar una oratoria cada Miércoles y Viernes durante la Cuaresma.
Más tarde, el oratorio se extendió desde Italia a Francia; y luego a Inglaterra donde recibió, quizás, su mayor desarrollo.
Muchos otros compositores han aplicado su genio a esta línea de composición, importante entre ellos son Haydn y Handel.
Quizás el más conocido de los oratorios de Haydn sea el Retorno de Tobías, Las Últimas Siete Palabras y, sin duda el más hermoso de todos ellos, la Creación con sus magníficos conjuntos corales e interludios orquestales.
Los oratorios más conocidos de Handel son Israel en Egipto y el amado, mundialmente famoso Mesías, que continúa jugando un importante papel en todos los festivales de música Cristiana que se celebran en Navidad y en Pascua.
El genio de Mendelssohn alcanzó su perfecto florecimiento en sus oratorios.
Los dos que se escuchan con más frecuencia son San Pablo y Elías.
Para repetir, el oratorio recibió su nombre de la oratoria o capilla, un lugar de oración.
Sirve como un puente para conectar la música antigua y la medieval con la moderna, y ocupa el lugar en la música eclesiástica que la ópera ocupa en la música secular.
Los oratorios siempre se basan en algún tema espiritual, usualmente un texto bíblico, Job y El Hijo Pródigo son los grandes favoritos.
Como lo hemos establecido antes, de tiempo en tiempo, los Grandes que guían la evolución humana envían mensajeros musicales iluminados a la tierra para realizar alguna misión específica.
Tal mensajero fue Johann Sebastián Bach (1685-1750). Su misión era unir el intelecto con el alma.
La notable precisión matemática de su gran música hace una fuerte súplica al intelecto mientras su gran proeza musical tiende a despertar y a realzar los poderes del alma.
Así, su música tenía una tendencia a iluminar en algún grado la obscura nube de materialismo que rápidamente estaba envolviendo al mundo Occidental.
Otro valioso mensajero de este mismo período fue George Frederick Handel (1685-1759).
Muchos de estos músicos iluminados vinieron a la tierra comprendiendo en que consistiría su misión.
Otros no se enteraron de su destino hasta que alguna santa excitación o la exaltación de una visión espiritual les reveló el trabajo que iban a efectuar.
Handel se hallaba entre aquellos de este segundo grupo.
Uno de los mayores logros en la historia musical es el Mesías de Handel.
Fue producto de pura inspiración. Ternura, pureza, grandeza y una elevación casi profética caracterizan la obra.
La fuerza moral y el poder espiritual fluyen desde sus patrones tonales.
Esto es lo que Handel pretendía en su composición.
Cuando una vez un amigo lo felicitó por su música, Handel replicó, “Debería estar triste si sólo los entretuve; quería hacer más”.
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Traducido en amoroso servicio por la Fraternidad Rosacruz de Mexico