LA GLORIA DE SHEKINAH
POR
Corinne Heline
La Gloria de Shekinah representa la perfecta combinación de los cuatro elementos: Fuego, Aire, Agua y Tierra en el cuerpo del hombre y en el cuerpo de la tierra.
Los cuerpos de ambos entonces se iluminarán con la gloria reflejada de la Luz de Cristo. Este logro marcará el fin del presente Período Terrestre.
Shekinah simboliza al altamente desarrollado y luminoso cuerpo del Iniciado.
Llegar a esta condición es el ideal de los aspirantes espirituales.
Para que esto se lleve a cabo, el amor debe convertirse en la fuerza motriz de la vida. Este es un poder muy por encima de la pasión que es Marte y también del sentimiento de personal atracción Venusiana.
Es la bondad elevada a esa compasión y amor universal y unificador que se manifestaba en la vida y obras de Jesucristo.
Shekinah es la gloriosa luz del cuerpo de los iluminados, y las banderas de las doce tribus representan los atributos más elevados de las doce Jerarquías zodiacales.
El camino es de Este a Oeste, donde la inmaculada Madonna, Virgo, la Virgen de los cielos, vigila el nacimiento del Niña Cristo. La hija de Jacob, Dinah, simboliza a la Jerarquía zodiacal de Virgo.
La mitología griega establece que Virgo fue el último de los dioses en abandonar la tierra al tiempo de la caída del hombre.
Ella entonces puso dentro de la caja de Pandora la gracia salvadora de la esperanza, el más inapreciable de todos los dones para la humanidad.
Virgo señala el camino hacia la verdadera sabiduría, el signo de exaltación de Mercurio, el planeta de la sabiduría.
Los consejos y bendiciones de Jacob para sus doce hijos describen el sendero evolutivo para toda la raza humana como experimentado bajo la influencia de las doce Jerarquías zodiacales.
Sus declaraciones son tan verdaderas y aplicables hoy en día como cuando fueron hechas por primera vez.
Un estudio comparativo del capítulo cuarenta y nueve del Génesis que contenía las bendiciones de Jacob y el capítulo treinta y tres del Deuteronomio que registra las bendiciones de Moisés, ofrece un interesante estudio en la simbología bíblica.
En ambos casos fueron entregadas justo antes de la transición.
Las bendiciones de Jacob se relacionan con el hombre común cuando la conciencia en masa responde a las influencias estelares.
Ellas esbozan el camino del logro espiritual para la raza humana como está dibujado en los cielos.
Las bendiciones de Moisés se relacionan con el hombre espiritual.
Tratan de la divina consumación alcanzada al final del viaje evolutivo, siguiendo ese “Recto y angosto sendero” que conduce a la meta divinamente destinada al hombre.
Jacob, el hombre natural, muere en Egipto, la tierra simbólica de la obscuridad, el materialismo, y la mente no regenerada. Moisés, el hombre espiritual, fue iluminado en el Monte Nebo, el término babilonio para Mercurio, el planeta de la sabiduría.
Así vemos como está esbozada en los cielos la senda marcando los sucesivos peldaños en el desarrollo espiritual del hombre que conduce a eso llamado Iniciación.
“Como arriba, así es abajo”, dijo el iluminado egipcio Hermes Trismegisto.
Traducido del inglés en amoroso Servicio por la Fraternidad Rosacruz de Mexico.