LA LEY DE LA RIQUEZA
“No os hagáis tesoros en la tierra donde la polilla y el orín corrompen, y donde los ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo donde ni la polilla ni el orín corrompen y donde los ladrones no minan ni hurtan.
Porque donde esté vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón”.
La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas.
Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?
Ninguno puede servir a dos señores porque, o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”. (Mat. 6: 19-24)
Aprender a dejar el mundo material y todo lo relacionado con él y centrar el interés propio en las cosas del espíritu, es una lección que todo aspirante debe enfrentar en el sendero del Cristianismo Esotérico.
Bajo el antiguo régimen, la humanidad fue estimulada a adquirir posesiones materiales porque su conciencia debía enfocarse en el mundo físico, pero hoy ya no es necesario.
Enterrar los tesoros materiales bajo tierra o esconderlos en bóvedas hechas en las paredes de las casas, fue una costumbre practicada desde los primeros tiempos en el Oriente.
Pero Cristo trajo un más alto ideal: poner nuestros tesoros donde están los del espíritu, las internas cualidades de la bondad, el servicio y el inegoísmo, las que no pueden ser afectadas por el óxido, la polilla o los ladrones.
La gente cuya principal preocupación son las tierras, casas, joyas, dinero, o las demás cosas que éste compra, tienen su corazón y su ser en esas cosas.
La vida se vuelve interesada en falsos valores, y el Espíritu queda anclado a las cosas que alientan el ser inferior. No son malas las posesiones materiales, en tanto sean usadas con propósitos buenos e inegoístas.
Pero el interés del corazón no debe ser centrado allí.
Los ojos son verdaderamente la luz del cuerpo y la “ventana del Alma”.
Si son cristalinos o perfectamente saludables desde el punto de vista espiritual, el cuerpo se vuelve pleno de luz (permitido por los dos éteres superiores, atraídos por el servicio amoroso a los demás)
Si son diabólicos o enfermos por el mal vivir, entonces el cuerpo está lleno de oscuridad o enfermedad.
Tales ojos indican a alguien que está pleno de codicia, envidia, etc., y cuya envoltura aurea está llena de oscuros venenos.
El aura verdaderamente revela si los tesoros materiales o espirituales son lo primordial en esa vida.
En las familias muy allegadas del Oriente a menudo ocurría que un servidor fuera llamado para servir a dos hermanos.
Esto era generalmente desagradable por los celos que generaba entre las dos familias, por las atenciones y tributos del servidor. Pocos servidores eran capaces de amar a ambas familias, aunque así lo demostrarán por razones egoístas.
Aún más difícil es para uno servir a Dios y a Mamón, dos seres de naturaleza opuesta.
Aquel cuyos intereses están envueltos en el mundo material, no tiene tiempo para conocer o servir a Dios.
De la misma manera, el aspirante espiritual que se esfuerza en servir a Dios viviendo de acuerdo a Sus leyes se libera de las tentaciones del ser inferior y del mundo material.
Aprende que la fina cualidad de la discriminación que lo capacita para percibir esa realidad es sólo del Espíritu.
En Amoroso Servicio
Fraternidad Rosacruz de Mexico.