CARTA MENSUAL AL ESTUDIANTE
Diciembre de 1992
Departamento Esotérico
Estimado (a) amigo (a):
En esta Temporada Santa de Navidad cuando las vibraciones espirituales son las más fuertes del año debemos comprender que todo acto nuestro tiene un efecto directo sobre el arquetipo de nuestros cuerpos.
Si el acto está en armonía con la ley de la evolución, fortalecerá el arquetipo y producirá una vida más larga en la cual obtendremos un mayor número de experiencias y adquiriremos un crecimiento anímico proporcionado con nuestra posición en la vida y la capacidad para aprender.
Sin embargo, aquellos cuyos actos son contrarios a la ley acortan sus vidas y tienen que buscar un número mayor de encarnaciones que las personas que viven en armonía con la ley. Nunca debemos olvidar que "A QUIEN MUCHO LE ES DADO, MUCHO LE SERA EXIGIDO".
Lo más importante es volverse plenamente consciente de la necesidad de CONSTRUIR con amor y buena voluntad en nuestros corazones y mentes y dedicar todos nuestros procesos internos a la creación de todas las cosas buenas, verdaderas y bellas.
Esta época del año en la que conmemoramos el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo es el tiempo más oportuno para el avivamiento de las percepciones espirituales y para usarlas eficientemente en el servicio que podamos prestar a los pueblos y las naciones en el despertar de un celo aumentado para vivir armoniosamente con el Plan Divino originado para la humanidad por el Arquitecto Supremo, Dios.
Cuando buscamos primeramente el Reino de Dios y Su justicia, las cosas que anhelamos realizar (pero que creemos imposibles a pesar de nuestras buenas intenciones y buenas obras), se volverán posibles y divinamente naturales. Cuando reconocemos que el Reino de Dios y el Cristo están en nuestro interior y entendemos la afirmación de nuestro Señor Jesucristo de que:
"El Padre y Yo somos uno", entonces tendremos todo poder en el cielo y en la tierra.
El Cristo Interno es nuestra esperanza para la gloria y cuando lo reconozcamos en nuestro interior, podremos dirigirnos con paso más firme y decidido hacia la meta final de nuestras aspiraciones espirituales.
Para obtener la paz que todos deseamos y eliminar el dolor y el sufrimiento en nuestro planeta, debemos dedicar nuestras vidas al servicio de Dios y decir:
"Que no se haga mi voluntad, sino la Tuya",
hasta que nuestra voluntad y la de Él sean una.
A menos que nuestras actividades individuales sean los resultados espontáneos de Dios trabajando con nosotros por medio del Poder de su Espíritu Santo, entonces estare- mos simplemente marchando hacia un callejón sin salida. Debemos estar deseosos de rendirnos a Dios a quién pertenecemos y a quién tenemos que pagarle un precio por Su ayuda para nuestra evolución y redención final.
Debemos aprender a silenciar el pensamiento humano, para que podamos conocer a Dios y Su santa voluntad para con nosotros y también orar correctamente para que nuestra vida se convierta en una "oración incesante". Con todo nuestro empeño, debemos obtener el entendimiento o sea la Sabiduría que nos viene solamente de Dios, porque de otro modo toda nuestra acción será en vano.
Profesamos ser de la Religión Cristiana y sabemos que ésta no es estática. Como todo lo demás en la vida y en el proceso evolutivo, debe crecer y progresar, o retrogradar.
En cualquier nivel, la religión ofrece vislumbres de la verdad. Al principio, estos vislumbres son escasamente comprendidos, pero finalmente se hacen más claros a medida que nuestra conciencia se expande.
La obra del Cristianismo es reunir a las naciones dispersas en una hermandad universal: esta es la Religión del Hijo, el Cristo.
Durante su religión, habrá una hermandad universal de individuos separados con varios intereses, pero prontos a dar y tomar mediante el amor.
En la raza venidera, la fraternidad y el amor se extenderán a todos y es nuestro privilegio y responsabilidad ayudar a inaugurar esta era gloriosa.
Mediante nuestras plegarias, fe, obras y con la ayuda de Dios, esforcémonos para que nuestras vidas sean dedicadas a vivir la Religión del Hijo, de tal forma que podamos reunir a las naciones dispersas en una verdadera Hermandad Universal.
En Amoroso Servicio
Centro de Estudios de la Sabiduría Occidental México.