LA TEMPORADA NAVIDEÑA
FRATERNIDAD ROSACRUZ DE MEXICO
CENTRO DE ESTUDIOS DE LA SA
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CENTRO DE ESTUDIOS DE LA SA
LA TEMPORADA NAVIDEÑA
El año ya casi termina, con todo lo que nos ha dado en cuanto a alegrías y tristezas, éxitos y fracasos, y casi ya es parte del pasado. Es necesario, sin embargo, realizar un inventario espiritual.
El Estudiante Rosacruz sincero y activo ciertamente analizará su desempeño durante el período que termina, con el objetivo de verificar el alcance de su progreso espiritual y la estatura de su herencia moral.
Es un autoanálisis.
Sin duda resaltará los defectos de carácter y las virtudes ya alcanzadas. Sacará a la superficie una serie de distorsiones subconscientes. Finalmente, mostrará las debilidades que serán reemplazadas gradualmente por cualidades opuestas, y los puntos positivos que conviene fortalecer. Es un deber del que no podemos escapar.
No olvidemos la obra emprendida por el Espíritu de Cristo , cuyo clímax se alcanza en la Navidad. Seamos conscientes de nuestra responsabilidad ante esta ayuda. El refrán popular “ Dios ayuda a quien se ayuda a sí mismo” tiene su razón de ser.
No podremos disfrutar de esta infusión de energía espiritual si permanecemos “impermeables” a ella.
Nuestro crecimiento será mayor y más rápido a medida que actuemos de acuerdo con la Ley Cósmica.
Por supuesto, la persona mundana –aquel que no se preocupa por la parte espiritual o la deja de lado porque sólo le importa la parte material– también se ve involucrada en la ayuda crística, pero en mucha menor medida que el Aspirante a la vida superior.
Quien busca se esfuerza por convertirse no sólo en un elemento receptivo, sino también en un canal para difundir las más elevadas bendiciones.
A medida que aumenta la capacidad de dar, aumentan las posibilidades de recibir.
Es una Ley Divina: dar y recibir… ¡mientras estés dando, estarás recibiendo!
Es importante darnos cuenta de que somos canales.
Pero eso por sí solo no es suficiente.
El canal debe estar necesariamente limpio y sin obstrucciones para que el flujo que lo atraviesa no pierda su pureza y fluidez.
Allí encontramos el valor del inventario espiritual.
Nos da una visión real de los escombros a eliminar, dándonos la dimensión exacta del trabajo de purificación y regeneración a realizar.
Nuestro deseo de ayudar a la Humanidad es encomiable.
Nuestro deseo de trabajar en la “Viña del Señor” es comprensible y reconfortante.
Sin embargo, lo haremos de forma más eficaz si nos liberamos poco a poco de nuestros fallos.
Preparémonos adecuadamente para los esfuerzos del próximo año, delineando algunos objetivos que debemos alcanzar.
Y uno de ellos es la mejora de nuestro carácter.
Nunca, en toda su historia, la Humanidad ha sido protagonista de cambios tan pronunciados como ahora.
En todos los campos políticos, sociales, religiosos, artísticos, filosóficos y científicos de la actividad humana, surgen nuevos descubrimientos en un espacio de tiempo sorprendentemente corto.
Valores considerados plenamente válidos hasta ayer son reformulados o anacrónicos.
Las afirmaciones, hasta hace poco aceptadas como axiomáticas, dan paso a verdades más profundas.
Paralelamente a estas transformaciones, la Humanidad ha estado atravesando una fase de perturbaciones y malestar.
Las personas extremadamente conservadoras atribuyen todos los males que afligen al mundo a las innovaciones. Ahora bien, esa sería una explicación demasiado simplista. Incriminar al modernismo, sentarlo en el banquillo, simple y llanamente, sin un análisis más preciso, es actuar irracionalmente.
Nosotros, los seres humanos, somos los impulsores del progreso y los modificadores del panorama terrestre.
La naturaleza nos ofrece una gran cantidad de elementos que podemos aprovechar.
Cómo manipularlos depende del carácter de cada uno.
El elemento en sí es neutral. Con ladrillos puedes construir un templo o un prostíbulo. Cuando catástrofes azotan a algunos países o regiones, provocando un número considerable de muertes, heridos y desplazamientos; Estos generalmente reciben asistencia a través de medios de transporte modernos.
Decenas de aviones se dirigen a las zonas devastadas con equipos médicos y medicamentos. ¡Es el progreso el que nos salva! Paradójicamente, los aviones militares llevan bombas en el vientre, sembrando muerte y destrucción en las zonas enemigas. ¡Es el progreso el que nos aniquila!
En 1939, Albert Einstein envió una carta al presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, comentando los beneficios que podrían derivarse del uso racional de la energía atómica. Sin embargo, al final de su misiva no pudo ocultar su preocupación, ¡si sucediera lo contrario!
La fuerza que nos impulsa hacia nuevos logros “debe venir de dentro”.
Es, por tanto, necesario educarnos adecuadamente, permitiéndonos diferenciar lo ilusorio de lo real, lo relativo de lo absoluto, el sofisma de la verdad.
El uso justo de las cosas. La apreciación de las cualidades morales. Respeto por todos los seres de la creación. Una mirada a la Humanidad en su conjunto. O, la indisolubilidad de sus partes.
Todo ello merece un lugar destacado en la acción educativa de los padres y responsables de los hijos, en la labor doctrinal de la Religión Cristiana y en los programas educativos establecidos por los órganos gubernamentales.
A través de este trabajo preliminar se logrará el objetivo de orientar transformaciones y descubrimientos en beneficio del género.
¿Cuándo se hará esto realidad? Poco a poco, si nos dedicamos a nuestro desarrollo espiritual cristiano, nos daremos cuenta de la proximidad de la Era de Acuario.
De lo contrario, seguiremos “como una hoja lanzada al viento”, viviendo en la ilusión.
(Traducido de Rayos de la Revista Rosa Cruz por la Fraternidad Rosacruz de Mexico– diciembre/1976 – )