EL VALOR DE LA DISCIPLINA

FRATERNIDAD ROSACRUZ DE MEXICO


CENTRO DE ESTUDIOS DE LA SABIDURIA OCCIDENTAL MEXICO

 

EL VALOR DE LA DISCIPLINA EN NUESTRAS VIDAS

En el 3er capítulo de El Concepto Rosacruz del Cosmos “El hombre y el método de evolución” encontramos esta afirmación: “… el propósito de la vida no es la felicidad, sino la experiencia”. 

Max Heindel pone esta frase en letras bastardillas, y el estudiante sincero pronto aprende a prestar particular atención a cualquier cosa así marcada.  

Sabe que debe volver a leer estos pasajes varias veces, si desea extraer el importante significado sobre el que descansa el valor de estos estudios.  

Todos hemos tenido prueba de las grandes lecciones que la experiencia nos enseña; podemos no haber comprendido la plena importancia de ciertos acontecimientos en el momento que ocurrieron, pero mirando hacia atrás podemos discernir todo el diseño.  

La experiencia, entonces, es la clave.  Es una de las principales razones de las muchas encarnaciones de la humanidad.  

Mediante la experiencia obtenemos de los efectos que siguen a las causas.

La mayoría de la humanidad aprende únicamente mediante el duro sendero de la experiencia, en el cual el efecto sigue a la causa y hace dolorosa su impresión.  

La fiel ejecución del ejercicio de retrospección, la revisión de los incidentes del día en orden inverso, con el tiempo producirá acción recta.  

En este ejercicio científico nos juzgamos a nosotros mismos recordando nuestras acciones, nuestras actitudes y hábitos mentales, y poniendo especial atención a los aspectos morales.  

Tomando nota de los resultados de nuestra conducta, podremos erradicar aquello que impide nuestra evolución.  

En la piedra de moler de la experiencia el hombre sufre dolor, pero recordemos que, a través de él, obtenemos esa perla inapreciable que es el despertar del espíritu interno.  

La satisfacción humana de las inclinaciones inferiores no ha sido útil para el crecimiento de su mejor naturaleza.  

La satisfacción indiscriminada tiene la tendencia de empañar las facultades internas, y se requiere una experiencia fuerte y poderosa, para dejar también una fuerte impresión sobre el ser interno.  

Sólo entonces el hombre comprende las necesidades de su mejor yo.  En este ascenso el dolor le ayudará hacerle consciente de los verdaderos valores, mientras que el placer es fugaz y usualmente termina con la experiencia misma.

A medida que caminamos hacia adelante en nuestro sendero evolutivo, debemos volvernos más y más conscientes de nuestra tarea.  

Nuestra propia escogencia y esfuerzo consciente determinará cuán cerca estamos llegando a la elevada meta.  

Todos sabemos que se requiere esfuerzo para subir a la cumbre de la montaña, y cuán fácil es seguir la dirección hacia abajo.  

Es comparable a los niños en la ladera cubierta de nieve.  

Que fácil es el descenso y cuán lleno de propósito e intención el ascenso a la cumbre de los pequeños trineos, la feliz carga del día tirada tras ellos.  

El esfuerzo y el propósito de acción puestos en el ascenso, producen la emoción fugaz en el momento del descenso.

El estudiante de esoterismo debería aprender mediante el razonamiento, la observación y la reflexión, pero muy pocos de nosotros hemos desarrollado la suficiente fuerza de voluntad y sabiduría para aprender nuestras lecciones de esa forma.  

De gran ayuda en este importante esfuerzo es una facultad, la de la DISCIPLINA.  Por medio de ésta, podemos suprimir la necesidad de la experiencia.

La disciplina debe ser aplicada a los cuatro (4) vehículos del hombre.  El cuerpo físico debe recibir buen cuidado y conservado limpio y puro como digno templo del Espíritu.  

El cuerpo vital es construido por medio de la repetición y, como es el asiento de la memoria, es importante y merecedor de mucha atención por nuestra parte.  

La necesidad de la repetición explica el uso del ritual diario como un aditamento a todas las enseñanzas esotéricas.

La formación del cuerpo de deseos es seguida mediante el gobierno de nuestras emociones y por medio de la purificación de nuestros deseos.  Debe dirigirse nuestra atención al reino de los deseos más elevados y nobles, LA VIDA ANÍMICA, LA LUZ ANÍMICA, EL PODER ANÍMICO, y no a la parte del Mundo del Deseo que tiene que ver con las pasiones y la impresionabilidad.

El cuerpo mental, tan comparativamente nuevo en desarrollo puede ser formado y modelado por medio de la dirección consciente de nuestros pensamientos y las actividades razonadoras.  

Debemos aprender a tener absoluto control de nuestros pensamientos, y debemos tener una verdadera concentración.  

En cierta medida hemos desperdiciado este valioso poder, pero podemos aprender a enfocarlo por donde quiera que el espíritu lo guie.

En todas las acciones que requieren disciplina, la VOLUNTAD juega una parte importante.  

Se nos ha enseñado que LA FALTA UN IVERSAL DE LA HUMANIDAD ES LA FALTA DE VOLUNTAD.  

La falta de fuerza de voluntad discerniente nos hace estar a la merced de la experiencia, que muy a menudo produce remordimiento y dolor, y nos oímos a nosotros mismos exclamar perplejos: “¿por qué tenía que sucederme a mí?”.

El dolor también tiene su función en el desarrollo del hombre, pero los Hermanos Mayores nos dieron un método por medio del cual, si aplicamos el recto pensar, el recto sentir y el recto actuar, podríamos evitar todas las experiencias dolorosas posibles.  

Es triste comprender, sin embargo, que en nuestro presente estado difícilmente podemos pasarnos sin él.  El dolor en el plano físico es una advertencia que nos indica el peligro que amenaza a la vida y al cuerpo.  

En los planos mental y moral, los remordimientos de consciencia tienden a hacer fuertes impresiones a través de dolorosas lamentaciones y arrepentimiento, disuadiéndonos de repetir actos que son contrarios a las leyes de la naturaleza.  

Si la memoria de estos errores es lo suficientemente fuerte y es efectivamente registrada en nuestro ser, no estaremos inclinados a repetir los mismos errores en vidas futuras.

Tal vez lo que llamamos la ·pequeña voz silenciosa” es el efecto de pasadas experiencias que son almacenadas en nuestros átomos-simientes permanentes. 

Cuán a menudo somos sutilmente impresionados y guiados por esta voz interna hacia lo que es bueno para nosotros, a fin de cuentas.

La penitencia también es útil y necesaria, porque la verdadera penitencia ayuda a lavar el registro del mal sobre el átomo-simiente.  

Pero debemos recordar que el sentimiento de penitencia debe ser profundo y fuerte, porque debe hacer una impresión duradera por medio de su dolor, lo suficientemente fuerte como para hacernos buscar las causas subyacentes de los no deseados efectos.  

Es bueno saber que nuestra reacción a la experiencia que nos sobreviene, determina el valor de la experiencia en cuestión, para nosotros.  

Debemos hacer lo mejor para interpretar lo que ha sucedido, aprendiendo nuestra lección y, extrayendo nuestras conclusiones de ello.  

Cualquier cosa que verdaderamente ayude al despertar de nuestro espíritu es valiosa, ya que nos hace comprender las VERDADES ETERNAS.

La aplicación de la disciplina indica la necesidad de la experiencia, y el más pequeño comienzo que hagamos en este sentido será de insospechada ayuda; el innecesario sendero del dolor con el tiempo se convertirá en el sendero de la paz.  

La experiencia, el dolor el remordimiento y la penitencia, todos estos términos suenan sombríos y austeros, y hacen parecer el asunto como si el sendero del aspirante serio tuviese que ser duro y triste, pero no es así.  

El hombre que se disciplina a sí mismo puede carecer de algo de la felicidad terrena que todos parecemos anhelar, pero es recompensado por una alegría interna, un gozo del que habló Cristo Jesús cuando se dirigía sus discípulos.  

Pero Él sabía que, con el fin de conquistar, todos debemos llevar nuestras cruces. Él dijo a sus discípulos:

 “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”. S. Mateo 16:24.

Podemos interpretar “nuestra cruz” como significando los RESULTADOS de las lecciones no resueltas de vidas anteriores, o la acumulación de experiencias del pasado.  

Cuando estamos de acuerdo en que la Ley de Consecuencia debe prevalecer, somos fortalecidos por medio del esfuerzo, y el júbilo entra en nuestros corazones.  

Él fue quien nos mostró el camino; en su Ministerio de tres (3) años cuando vivió entre nosotros como un hombre sujeto a todo lo que estamos experimentando, nos aclaró que el gozo viene en la mañana.  

Cuando habló a sus discípulos, quienes le conocían mejor, les dijo muchas cosas sobre las cuales la multitud no estaba aún preparada para emprender.  

En Juan 15:10 y 11, leemos: “si guardareis mis mandamientos, estaréis en mi amor, como yo también he guardado los mandamientos del Padre, y estoy en su amor.  

Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro goza sea cumplido”.

La felicidad es a menudo efímera, y tiene fundamentos superficiales, pero el gozo es profundo y permanece para siempre.  

El buscador prácticamente obtiene una apreciación aguzada de lo BUENO, VERDADERO y lo BELLO.  

Con esa nueva apreciación viene con el tiempo, una profunda comprensión de sus semejantes; se vuelve más discerniente y reconoce y aprecia los verdaderos valores espirituales.  

No podemos escapar a la disciplina, porque mediante ella hacemos entrar en nosotros la Ley, y voluntariamente nos la imponemos, volviéndonos así los amos de nuestro destino.  

Comprendamos esto y todo lo que este principio implica.  Si nuestro sendero es difícil, démonos cuenta que la fortaleza espiritual no es obtenida de un modo fácil.  

Somos Dioses en formación, y nuestros tesoros están en el cielo; el fruto del espíritu es nuestra meta, y a través de la disciplina (Ley interna) ascendemos a mayor gozo y libertad eterna.


LA FRATERNIDAD ROSACRUZ

Octubre de 1984

Lección del Estudiante Rosicrucian Fellowship  


En Amoroso Servicio


El Centro de Estudios de la Sabiduría Occidental México