ORIGEN DE LAS ENSEÑANZAS ROSACRUCES 

Y SU BENEFICA LABOR EN EL MUNDO 

FRATERNIDAD ROSACRUZ DE MEXICO


CENTRO DE ESTUDIOS DE LA SABIDURIA OCCIDENTAL MEXICO

La Religión, el Arte y la Ciencia, son los tres medios más importantes de educación humana y son una Trinidad en una unidad que no pueden separarse sin torcer el punto de vista de cualquier cosa que investiguemos. 

La verdadera Religión comprende a la vez la ciencia y arte, porque enseña una vida hermosa en armonía con las leyes de la naturaleza. 

La verdadera ciencia es artística y religiosa en el más elevado sentido, porque no se enseña a reverenciar y conformarnos con la leyes que gobiernan nuestro bienestar y explica por que la vida religiosa conduce a la salud y a la belleza. 

El verdadero Arte es tan educacional como la ciencia y tan perfeccionánte en su influencia como la religión. En la arquitectura encontramos la más sublime representación de las líneas de fuerza cósmicas del universo. 

La escultura y la pintura, la música y la literatura, nos llena de un trascendental amor de Dios te, el manantial inmutable y la meta de todo este hermoso mundo. 

Nada excepto esta enseñanza integral podrá responder permanentemente a las necesidades humanas. 

Existió una época hasta el florecimiento de la antigua Grecia, en que la Religión, el Arte y la Ciencia se enseñaban unidas en los templos del misterio. 

Pero fue necesario para el mejor desenvolvimiento de cada una, que se separaran por algún tiempo. La Religión predominó en las llamadas “épocas de la superstición y la ignorancia”. 

Después vino el período del Renacimiento y floreció el Arte. La Religión era aún poderosa, y el Arte fue frecuentemente confinado para el servicio de ella solamente. 

Finalmente vino la ola de la Ciencia moderna y con mano de hierro subyugó a la Religión. 

Fue en detrimento del mundo el que la Religión oprimiera a la Ciencia. 

La Ignorancia y la Superstición produjeron males incontables, pero no obstante el hombre abrigaba ideales espirituales y esperaba una vida mejor. 

Sería indefinidamente más desastroso que la Ciencia matara a la Religión, porque ahora, hasta la Esperanza, el único don que los dioses han dejado en la caja de Pandora, puede desvanecerse ante el Materialismo y el Agnosticismo.

Tal condición no puedo continuar. Tiene que venir la reacción. Si no fuere así, la anarquía rendiría al Cosmos. Para prevenir tal calamidad, la Religión, la Ciencia y el Arte deben volverse a unir en una expresión más elevada del Bien, de la verdad y de la Belleza, que obtenida antes de su separación. 

Los sucesos futuros proyectan su sombra anticipadamente, y cuando los grandes Guías de la Humanidad notaron la tendencia hacia el ultra-materialismo que impera hoy en el mundo Occidental, tomaron ciertas medidas para contrarrestarlo y transmutarlo a su debido tiempo. 

No desean, en manera alguna, acabar con las cada vez más adelantadas manifestaciones de la Ciencia, cómo ésta ha tratado de hacerlo con la Religión, pues Ellos ven que el bien, en definitiva, resultará cuando una Ciencia avanzada vuelva a cooperar con la Religión. 

Empero, una Religión espiritual no podría mezclarse con una Ciencia materialista, como no se logra hacerlo con el aceite y el agua. Por lo tanto, se tomaron medidas para espiritualizar la Ciencia y hacer científica a la Religión.

En el siglo XIV un instructor espiritual muy elevado que tenía por nombre el simbólico de Christian Rosenkreutz (Cristiano Rosacruz) apareció en Europa para comenzar ese trabajo.