PARABOLA DE ESTUDIO MES SOLAR DE SAGITARIO


CENTRO DE ESTUDIOS DE LA SABIDURIA OCCIDENTAL MEXICO

Parábola bíblica para Sagitario

La Gran Cena

Jesús le dijo:

-Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete, mandó al encargado avisar a los convidados:

-Venid, que ya está preparado.

Pero todos, enseguida, empezaron a excusarse. El primero le dijo:

-He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor.

Otro dijo:

-He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor.

Otro dijo:

-Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir.

El encargado volvió a contárselo al amo. Entonces el dueño de la casa, indignado, le dijo:

Sal corriendo a las calles y plazas de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos.

El encargado dijo:

-Señor, se ha hecho lo que mandaste y todavía queda sitio.

Entonces el amo le dijo:

-Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa, porque os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete"

Lucas 14:16-24

Sagitario es el signo del idealismo elevado, de la inspiración y la aspiración, de los sacerdotes y poetas, profetas y videntes.

Bajo su influencia, una mente iluminada y despertada se esfuerza por encumbrarse entre las estrellas.

Es también el signo de la preparación para la inminente Sagrada Fiesta de Cristo.

De ahí que la parábola correlacionada sea la de la Gran Cena.

Esta fiesta simboliza las oportunidades para una vida espiritual, que tan graciosamente brotan ante nosotros.

Los invitados representan a la humanidad media, aquéllos por los que Cristo hizo Su supremo sacrificio y para los que abrió el Sendero de la Iluminación con Su invitación:

"Ven, ahora todas las cosas están dispuestas".

La nota-clave de esta parábola no puede ser descubierta por el aspirante, hasta que aprende a vivir una vida impersonal.

En ese sentido, las palabras del Señor Cristo son simples y directas:

"Si alguno viene a mí, sin odiar a su padre y a su madre,

y a su esposa, y a sus hijos y hermanos y hermanas,

y a su misma vida, no puede ser mi discípulo".

Por "odiar" hay que entender "no depender indebidamente".

Cristo dice que ha de renunciarse a cualquier dependencia excesiva de cualquier parentesco, para que sea posible la sintonización con El Más Elevado.

Porque el verdadero discípulo está en el mundo, pero no pertenece al mundo.

Toda emoción negativa o destructiva ha de ser sustituida por su opuesta.

El odio no cesa con el odio, sino con el amor. El amor es el único verdadero disolvente.

La voluntad de Dios es un inmenso reconciliador. Hasta que no hayamos hecho total renuncia de nuestro yo inferior, no seremos dignos de escuchar a nuestro Señor decirnos:

"Ven, pues todo está ya preparado".

Entonces tendremos el privilegio de sentarnos a Su lado y de participar en la Gran Cena o, en otras palabras, en la gloria celestial.

Nadie puede tomar parte en esa Cena sin haber realizado la unión entre los principios masculino y femenino en su interior, sin haber equilibrado las fuerzas de la cabeza y el corazón.

De esta unión mística nacen cuatro niños: Dos hijos, el Fuego y el Aire; y dos hijas, el Agua y la Tierra.

Los cuatro representan la esencia, transmutada, de la vida personal de un aspirante, tras haber sido elevadas las energías de la cabeza y el corazón, y unidas al espíritu radiante.

Esta es la Gran Obra Blanca del alquimista, la Piedra Blanca de la Revelación, la Rosa Blanca de los Rosacruces.

El mes de Sagitario, desde el 23 de noviembre hasta el 22 de diciembre, es el tiempo de preparación para participar en la Gran Cena, en la que será revelado el más sagrado significado de la Marea de Navidad.

En Amoroso Servicio

El Centro de Estudios de la Sabiduría Occidental Mexico