CLASE DOMINICAL ROSACRUZ 

CAPITULO 8

MES SOLAR DE CANCER 

FRATERNIDAD ROSACRUZ DE MEXICO 

CENTRO DE ESTUDIOS DE LA SABIDURIA OCCIDENTAL MEXICO

CAPÍTULO VIII

CLASES PARA EL

MES SOLAR DE CANCER

COMPRENDIDO ENTRE EL 22 DE JUNIO

Y EL 22 DE JULIO, INCLUSIVE

Primer Domingo

INTUICIÓN es la palabra-clave del mes. 

La IMAGINACIÓN es un atributo del Espíritu de vida y el desarrollo de esta facultad trae consigo la INTUICIÓN.

La INTUICIÓN nos da el conocimiento de la unidad de todo lo que vive, dando como resultado el despertar de la COMPASIÓN. 

La COMPASIÓN es una de las cualidades fundamentales de la madre y de Cáncer, el signo de la madre. 

La asimilación es una de las funciones importantes de Cáncer y el metabolismo o los diferentes procesos relacionados con la asimilación, quedan bajo la dirección de este signo.

PRIMER DOMINGO

CLASE SOBRE EL COSMOS

Palabra-clave: INTUICIÓN

Este Domingo aprenderemos algo acerca de una nueva familia de Ángeles Estelares, llamada signo de Cáncer. 

El símbolo de Cáncer se hace así:....

Existe en dicho signo algo maravilloso y yo se lo voy a contar. 

Ustedes saben que todas las cosas y todos los seres deben tener padre y madre. ¿No les parece? Muy bien. Cáncer es el signo madre en el Universo de Dios y los Ángeles Estelares de Cáncer cuidan a todas las madres del Mundo de Dios, a nuestras queridas madres, a las madres de los animales, a las madres de las plantas.

Ellos les ayudan a todas a usar esa gloriosa luz dorada del amor de Cristo, para que así lleguen a ser muy buenas madres.

Quisiera saber si adivinan quién es la mensajera que Dios nos envía desde Cáncer. 

Cada uno de ustedes ha visto esta hermosa mensajera y sabe su nombre. 

Es la Luna y es ella quien trae todos los mensajes a las madres. Su simbolo se hace así.........

La Luna es diferente de todos los demás mensajeros, porque ellos trabajan para otros mundos, tanto como para el nuestro, en cambio la madre Luna pertenece sólo a nuestra Tierra. 

Yo les contaré el porque de este fenómeno.

Hace mucho tiempo, cuando la Tierra no era tan dura como es ahora, había entre los niños de la Tierra una gran cantidad que no aprendían las lecciones que Dios trataba de enseñarles, en este gran Colegio de la vida. 

Así se alejaron cada vez más de sus otros hermanos, hasta que estuvieron demasiado atrás para alcanzarlos. 

Entonces Dios arrojó hacia los cielos toda esa parte de la Tierra en que ellos vivían, para que allí se los pudiera ayudar y cuidar mejor.

Así es como nació la Luna y este es el porque da vueltas y más vueltas alrededor de la Tierra.

Dios les envía su luz directamente desde el Sol, para ayudarles a ponerse al día a estos pobres niños rezagados de la Luna. La madre Luna envía entonces esta luz hacia la Tierra. Dios no quiere que ninguno de nosotros se quede atrás y sea enviado lejos de la Tierra como ellos, así es que la madre Luna está siempre murmurándonos suave y dulcemente:

¡Recuérdenlo, recuérdenlo! 

Ella nos ayuda a escuchar la voz de Dios cuando nos dice que hagamos las cosas que son buenas y verdaderas y está siempre tratando de enseñarnos a ver cada vez mejor el hermoso cuadro de Dios, que nosotros ayudamos a pintar, cuando hacemos las cosas correctamente.

CLASE SOBRE LA BIBLIA

Palabra-clave: INTUICIÓN

CRISTO- JESÚS SUBE A LA MONTAÑA

(Lan Lucas: Cap. 21/27). (Edición revisada).

Hay algo que a todos los niños les gusta hacer. A todos ustedes les gusta salir a un picnic, donde haya muchos árboles grandes y pinochas en que tenderse.

¿No es así? Y si el lugar escogido para el picnic es una montaña, es mucho más agradable aún.

En realidad, hoy no vamos a subir a ninguna montaña; pero iremos allá con la imaginación. Vamos a pensar en ir allá; pero de un modo un poquito diferente al que acostumbramos.

Aprendimos en la Biblia que a Cristo-Jesús le gustaba mucho ascender a cierta montaña que estaba justamente a la salida de la ciudad de Jerusalem. 

Esta se llamaba el "Monte de los Olivos", porque en el tiempo en que Jesús iba estaba cubierta de hermosos olivos. Desde allí se obtenía una hermosa vista de la ciudad; todos los templos y edificios más altos podian verse fácilmente. 

A Cristo-Jesús le agradaba mucho ir allá y a veces solía llevar a alguno de sus Discípulos más queridos.

Esta mañana aprenderemos que la visita de Cristo-Jesús al Monte de los Olivos, tiene un profundo significado. Cada cuento de la Biblia tiene un significado oculto y, este de la visita de Cristo al Monte también lo tiene.

Cuando la Biblia nos dice que Él subía a la montaña, no siempre significa que realmente llevaba su cuerpo allá, sino que iba en espíritu.

Al principio ustedes no van a comprender muy bien lo que esto significa, así es que trataré de explicarlo lo mejor posible. Ustedes saben por supuesto, que sus cuerpos no son su Verdadero ser. 

Es una cosa o un instrumento que el espíritu, o sea el Verdadero Ser ocupa. 

No olvidemos nunca esto. 

Tal vez pueda aclarárselo un poco. Cuando van en bicicleta pueden llevarla en todas las direcciones que desean, lo que no quiere decir que ustedes sean la bicicleta; sino que la bicicleta es una cosa que están usando. 

Del mismo modo, sus cuerpos son también algo que ustedes usan, aún cuando está mucho más maravillosamente construido que su bicicleta. 

En la parte superior de él hay un órgano llamado cerebro. 

Es por medio del cerebro que somos capaces de guiar nuestro cuerpo hacia donde deseamos ir.

El Verdadero ser es el Espíritu, que está localizado detrás del cerebro. 

Él tiene un conocimiento profundo del pasado, desde hace millones y millones de años, desde mucho antes que sus cuerpos hubieran sido construidos.

Supongamos ahora que ustedes fueran capaces de obtener comunicación con esta parte más elevada de su Ser. Indudablemente que sabrían mucho más de lo que saben ahora. 

Es muy difícil conseguir esta comunicación; pero a veces se puede. 

Eso es lo que realmente quiere decir "Subir a la Montaña". Significa que vamos hacia dentro de nosotros mismos y nos comunicamos con la parte más elevada de nuestro ser, que es el Espíritu, el Dios interno. 

Esto es lo que hacia el amoroso Cristo-Jesús, cuando la Biblia nos dice que "Subía a la montaña".

Frecuentemente, rendido de cansancio, con sus prédicas, iba allí y se comunicaba con su Yo Superior y después volvía hacia la gente y les daba a conocer algunas de las hermosas verdades que le habían sido dadas.

Nosotros también podremos subir a la montaña cuando aprendamos a hacerlo; pero primeramente debemos estar en paz con todo el mundo. 

Nuestras mentes deben mantenerse puras y nuestros cuerpos siempre tranquilos. 

Esperemos, entonces, que la voz interna del Espíritu nos hable y entonces recibiremos el más hermoso mensaje.

PREGUNTAS:

1.- ¿Dónde iba a veces Cristo-Jesús?

 2.- ¿Dónde estaba el Monte de los Olivos?

 3.- ¿Qué significado tiene la frase "Subir a la montaña?

 4.- ¿Es el cuerpo el verdadero Yo?

 5.- ¿Qué debemos hacer para poder subir a la montaña?

MÁXIMA DE ORO: " Y cada día, Él estaba enseñando en el Templo; y cada noche salía y se alojaba en el Monte llamado de los Olivos"


CUENTO PARA LOS NIÑOS

M O T I T A

Nuestro cuento de hoy se refiere a una gallina llamada "Motita", que pertenecía a una niña cuyo nombre era Mireya.

"Motita" vivía lejos, en el campo, en una gran hacienda, con muchas otras gallinas y un gallo. 

También había allí caballos y muchas vaquitas. Era un lugar muy interesante para vivir. Había una infinidad de cosas que ver y mucho trabajo que realizar. 

Había cultivos de trigo, de pasto y de trebol y un huerto con duraznos, damascos, uvas y muchas otras frutas.

Los caballos araban y rastreaban el suelo, para que las zanahorias, betarragas y otras hortalizas crecieran y el trigo y la fruta se desarrollaran en buenas condiciones.

Las vacas estaban muy atareadas comiendo pasto y trébol para que sus ubres se llenaran de rica leche y los niños pudieran beberla.

El gallo estaba siempre de lo más ocupado, buscando una lombriz bonita y gorda. 

Cuando encontraba un bocado exquisito de esta clase, no se lo engullía rápidamente, ¡de ninguna manera! 

Era demasiado caballero para hacer eso. Lo sostenía cuidadosametne en su pico y llamaba en su lenguaje de gallo:

"¡Vengan queridas, he encontrado algo bueno para ustedes!". Cuando las gallinas lo oían, ¡qué de carreras había! Cada gallina agitaba sus alas y coría tan ligero como le permitían sus patas. 

Motita era una gallina muy ágil y frecuentemente ganaba la carrera y se quedaba con la lombriz. 

Si un gavilán pasaba volando y se acercaba mucho al suelo, acechando la ocasión para llevarse de un zarpazo a un polluelo, el Papá gallo se ponía furioso y advertía a sus gallinas que se escondieran rápidamente debajo del pimiento, erizaba las plumas del cuello y se preparaba para la batalla. 

Se ponía tan fiero y decidido a pelear, que el gavilán siempre fingía estar mirando algo que había en el campo vecino, de modo que no se detenía allí.

Motita hubiera deseado que el gallo no fuera tan exigente, por las mañanas, al llamar a las gallinas a levantarse; pero era uno de sus deberes y como era un Jefe cumplidor muy concienzudo, nunca olvidaba lo que tenía que hacer. 

Por la mañana muy temprano se erguía en el palo en que dormía y cantaba a todo pulmón: "Coco-rocóoooo" Era su manera de decir: 

"A levantarse niñas".

Motita pensaba: "a lo mejor todavía no es hora de levantarse, porque tengo tanto sueño". 

Recordaba que el gallo se había equivocado una vez, una deliciosa noche de luna él creyó que ya venía la aurora, porque estaba muy clarito y las hizo levantarse a media noche. Motita jamás hería los sentimientos del gallo, recordándole su error; pero por lo que pudiera suceder, solamente abría un poquito un ojo y daba una miradita cuando lo oía cantar. 

Si estaba obscuro escondía la cabeza debajo de su alita y dormía de nuevo, si empezaba a cantar nuevamente, prefería levantarse y vestirse con rapidez, para no llegar atrasada al desayuno.

¿¡Vestirse! exclaman ustedes? Pero claro. 

¿Qué no saben que las gallinas se visten? Por supuesto que no se visten del mismo modo que los niños, porque sus trajes de pluma las cubren de noche y de día. 

Motita se vestía en la siguiente forma: cuando se levantaba, o mejor dicho cuando se bajaba de su palo, lo primero que hacía era sacudirse, no con una suave sacudida sino que con un vigoroso y violento remezón que hacía que todas sus plumas se erizaran y esponjaran. 

Enseguida corría en busca de un trago de agua y al beber movía la cabeza, como si estuviese dando las gracias. Después se escarmenaba las plumas con el pico, hasta que quedaban brillantes y suavecitas. 

Para peinarse la cabeza simplemente levantaba una pata y se la rascaba, como si sus uñas fueran una peineta.

¿Inteligente, no es verdad?

Cuando las gallinas estaban vestidas, Pedrito el hermano de Mireya, estaba listo para darles el desayuno. 

Cada vez que ellas lo veían venir se ponían felices.

Pedrito era un majadero completo y siempre le decía a Mireya que el nombre de "Motita" debiera se "Pecosa", porque tenía pequeñas manchitas cafés por encima: pero Mireya pensaba que el nombre más bonito era "motita".

Un día Mireya entró corriendo a la casa, llamando muy excitada a su mamá:

"¡Mamá, mamá, ven pronto a escuchar a Motita! ¡Está aprendiendo a cantar como el canario "Pulgarcito"!" 

La mamá se rió y le dijo: "¡Muy bien, ricurita, pero antes, déjame ver si tu hermanito está durmiendo!". 

Enseguida salió con Mireya, que danzaba a su alrededor. 

Muy segura de sí, andaba Motita, con su cresta roja como una guinda, corriendo por el patio del gallinero, haciendo un suave ruidito de felicidad: Cau-ca-ca-ca-ca-aaa, como si se tratara de una canción. 

Realmente era una canción de alegría, porque Motita se sentía muy feliz.

La mamá sonriendo, ayudaba a Mireya a hacer un lindo nido de paja en un cajoncito. 

Pocos días después, Motita cantaba otra canción, era también una canción de alegría, pero los seres humanos que no la saben comprender la llaman cacareo.

Motita había puesto un huevo en su nidito y le estaba cantando la alegre noticia a todas sus amigas, para que se alegraran con ella. 

Las demás gallinas cacareaban también, junto con el gallo, de modo que había un alboroto inmenso. Cuando Pedrito volvió del colegio, Mireyita se lo contó y él dijo que las gallinas habían formado un club de canto. 

¡Ingenioso! ¿No es verdad?.

Segundo Domingo

CLASE DE FILOSOFÍA

Palabra-clave: COMPASIÓN

¿Qué es lo que siempre nos está susurrando la Madre Luna?

"¡Recuérdenlo, recuérdenlo!".

¿A qué atribuyen ustedes el hecho de que las madres sean diferentes de las demás personas? Cuando se detienen a pensar en ello, se encuentran con que no hay nada en el mundo como la Madre. Si se despiertan en la obscuridad, o se hieren, o se pierden, ustedes la necesitan. ¿No es cierto? 

Es porque saben que ella comprenderá perfectamente lo que les pasa, los sostendrá en sus brazos y los animará hasta que todo esté bien otra vez. 

Pues bien, de esa misma manera es como nos ama Dios y así es como Él nos comprende. 

Pero Dios sabe que pasará mucho tiempo antes de que consigamos que las Rosas florezcan en nuestras Cruces y seamos capaces de ver y saber cómo nos ama.

Él por eso nos dió nuestras madres para demostrarnos cómo se ama y cómo se comprende. Todos lo tenemos que aprender, antes de que las Rosas puedan florecer en nuestras Cruces.

Ya lo ven ustedes, cada uno es diferente de los demás, por eso es que nadie piensa ni siente nunca de la misma manera que nosotros; pero la Madre siempre parece saber cómo se sienten ustedes y si las cosas no andan bien, por eso es que nos puede ayudar tanto.

Cuando vean a alguien triste o enfermo, hagan un gran esfuerzo en pensar como se sentirían si estuvieran en el lugar de él, lo primero que sentirán será un gran cariño hacia dicha persona y un gran deseo de ayudarla con todas sus fuerzas. ¿Y qué creen que va a suceder después? 

Se darán cuenta de que con su cariño lo han ayudado. ¿No les parece extraño?

 Pues bien, una de las cosas que quiero que recuerden es que deben poner los brazos alrededor del cuello de su madre, todos los días, y decirle que la adoran. ¿Lo harán así?


CLASE SOBRE LA BIBLIA

Palabra-clave: COMPASIÓN

LA PARÁBOLA DE LA OVEJA PERDIDA

San Lucas, Cap. 15:4-18. (Edición revisada).

Algunos de los que han asistido hoy a la clase deben saber que en el tiempo de Cristo, hace cerca de dos mil años, muchas personas eran pastores. 

Tenían muchas ovejas que para ellas poseían un gran valor. 

Y por eso es que Cristo al hablar en Palestina a menudo se refería a sus ovejas y les refería parábolas con respecto a ellas. Una de estas narraciones se llama la "Parábola de la oveja perdida" y es ésta la que les voy a relatar hoy.

Un día en que Cristo-Jesús estaba predicando, oyó decir a algunos de los fariseos que había por allí: 

"Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos".

Cristo-Jesús vió que ellos eran fríos e insensibles y les pidió que fueran bondadosos y compasivos con los pobres. Estaban bien vestidos y siempre tenían lo suficiente para comer; pero no había en sus corazones amor hacia aquellos que no eran tan afortunados. Cristo-Jesús, por esta razón, les contó una parábola.

"¿Cuál de vosotros -les dijo- teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no abandona las noventa y nueve y va en busca de la perdida, hasta que la encuentre? 

Y cuando vuelve a casa, junta a sus amigos y vecinos y les dice:

"Regocíjense conmigo, porque he encontrado la oveja que se había perdido".

Yo os lo digo, que del mismo modo habrá más júbilo en los Cielos por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento"

Cristo-Jesús, en esta parábola, quería enseñarles a los fariseos una lección de amor hacia los demás, pero sus corazones eran tan crueles y tan poco bondadosos que dieron la vuelta y se alejaron de Él. 

Si comprendemos lo que Cristo quiso decir con esta parábola, aprenderemos una importante lección.

El pastor en esta parábola es Cristo Jesús. Él es el buen pastor que cuida a sus ovejas y las ama profundamente. 

Nosotros somos sus ovejas amadas y en el mundo existen numerosísimos tipos de ovejas, algunas pobres, otras ricas, algunas enfermas, otras sanas, algunas buenas, otras malas; pero esta diferencia no hace disminuir el amor de Cristo-Jesús. 

Él nos quiere a todas y así como un buen pastor, si una del piño se extravía Él la busca y cuando la encuentra, hay un gran regocijo. 

Los pecadores son las ovejas que se han extraviado del cariñoso cuidado del Buen Pastor.

Se decía que Cristo-Jesús recibía a los pecadores y comía con ellos. Para Él no había diferencia, porque todo aquel que vive en el mundo es hijo del mismo divino Padre y Cristo Jesús es el Buen Pastor de todos. 

Y así como Él protegía al débil y tenía compasión por los pecadores, debemos prodecer nosotros si queremos seguir sus huellas.

PREGUNTAS:

 1.- ¿Por qué Cristo Jesús les hablaba tan a menudo de las ovejas a

 los habitantes de Palestina?

 2.- ¿Qué dijeron los fariseos de Cristo?

 3.- ¿Qué parábola les contó Cristo?

 4.- ¿Quién es el Pastor en la parábola?

 5.- ¿Quiénes son las ovejas?

 6.- ¿Qué diferentes clases de personas existen?

 7.- ¿Debería la diferencia de clases de personas impedir que

 nosotros las queramos y compadecamos?

MÁXIMA DE ORO: "Yo soy el Buen Pastor y doy mi vida por una de mis ovejas".


CUENTO PARA LOS NIÑOS

LOS POLLITOS NUEVOS

¿Se acuerdan de la enorme excitación que se produjo entre las gallinas cuando Motita puso su primer huevo, en el lindo nidito que le hizo Mireya?

Había una razón para ello, los huevos son algo maravilloso, no sólo son buenos como alimento, sino qeu son pollitos en formación. 

Las gallinas lo saben y están muy contentas. 

Esta es la razón por la cual las gallinas cacarean una cancioncita cuando ponen un huevo.

Motita estaba ahora acupadísima y se sentía muy feliz. Todos los días cantaba su cancioncita "cau-ca-ca-ca-ca-caaaa", que quería decir "Voy a poner un huevo".

Cuando ya había una docena de huevos en su nido, Motita encontró que eran todos esos los que ella alcanzaba a cubrir bien con sus alas. 

Quería tanto a sus huevitos que decidió quedarse todo el tiempo con ellos y mantenerlos abrazados muy cerca del pecho. 

Por eso en vez de quedarse en el patio con las demás gallinas, gozando del sol, se echó sobre los huevos durante todo el día.

Sólo los dejaba por algunos minutos cuando salía apresuradamente a buscar algo que comer o que beber. 

Tenía una graciosa manera de decirle a las demás gallinas que ella estaba demasiado ocupada para irlas a visitar: "Cluck-cluckcluck, les decía mientras comía rápidamente su alimento, para volver en seguida al nido. No quería que sus huevos se helaran y por eso andaba siempre muy apurada.

Motita sabía mucho para ser una gallina tan chiquitita y como aprendió tanta cosa es un misterio que muy pocos saben. No sólo sabía como mantener calientes y cómodos sus huevitos, sino que todos los días les daba la vuelta uno por uno. ¿Cómo lo haría, piensan ustedes? 

No tenía manos como nosotros. ¿Creen que escarbaba con los pies? 

¡No! Eso habría sido demasiado brusco. 

Les daba la vuelta con el pico, con toda suavidad, un huevo después de otro, hasta completar la docena. 

Cómo sabía a cuales había dado la vuelta y a cuales no, constituye otro misterio. 

Se demoraba mucho en hacerlo; pero Motita no se quedaba tranquila por muy cansada que estuviera, hasta que les

daba la vuelta a todos.

Todos los días Mireya iba a ver a Motita y le daba algo agradable para comer. 

Motita se puso muy delgada y tomó una apariencia de gallina débil y cansada.

Su cresta que siempre era tan roja se puso pálida, pero pacientemente se quedaba quietecita echada en su nido, dándoles calor a los huevos con su cuerpecito.

Una mañana Motita experimentó una maravillosa sensación, bajo su pecho sintió un pequeño movimiento. Uno de los huevos parecía estar vivo, después otro y luego otro más; ¡qué emoción más viva sintió Motita! 

Pequeños corazones estaban latiendo dentro de los huevos; pequeños cuerpos estaban luchando por romper su prisión de cáscara, pollitos chiquititos se estaban preparando para salir de los huevos. 

"Mis pequeños bebés, mis queridos pollitos lindos", susurró Motita. "Seguramente ya van a salir".

Ese día no abandonó su nido ni un sólo minuto. Mireya le trajo pan blandito mojado con leche, que ella se comió muy agradecida.

Motita podía escuchar el tap, tap, tap, de los pollitos, golpeando en el interior de la cáscara para romperla. Uno tras otro fueron haciéndole un hoyito a la cáscara y tan pronto como el aire entró en sus pulmoncitos se sintieron tan fuertes que extendieron sus patitas y empujaron con tal fuerza que, poco a poco, partieron sus cáscaras en dos y saltaron fuera a ponerse juntitos entre las suaves plumas de Motita, su querida mamá.

Al día siguiente, cuando Mireya vino a ver a motita, oyó muchísimos ruidos suavecitos, "pío, pío, pío" y se dió cuenta al instante que habían nacido los pollitos y corrió hacia su madre a pedirle que viniera a verlos. 

Cuando fueron al gallinero un pollito sacó la cabeza fuera de las plumas de motita para ver el grandioso mundo. 

Era tan bonito que Mireya quiso tomarlo; pero cuando puso la mano sobre él, Motita engrifó sus plumas y rezongó tan fuerte que Mireya se sintió muy ofendida. 

Pero su madre le aconsejó que no tomara en cuenta eso, porque en realidad Motita le estaba previniendo que no fuera a herir a sus bebés y que si era amable con ellos y los alimentaba, Motita pronto tendría confianza y dejaría que los tocara.

A Motita y sus pollitos los pusieron en una linda casita, una jaulita para pollos. Tenía tablitas en uno de sus costados, con la separación necesaria para que los pollitos pudieran entrar y salir. 

Estas macitas cubiertas de vellos, que eran los pollitos, debían estar muy seguros. 

A Mireya le gustaba mucho observarlos cuando corrían por allí.

Los pollitos tenían muchas cosas que aprender, así como tienen que aprender los niños y las niñitas. 

La mamá Motita los llamaba "Pollitos, pollitos, pollitos" y muy pronto aprendieron que eso significaba que tenía algo para darles de comer. Ella sostenía el alimento en su boca y los pollitos saltaban a recibierlo. 

Eran unos pollitos tan sanitos y con tanto apetito, que siempre estaban dispuestos a comer.

¡Qué ligero crecieron los pollitos! En dos semanas ya tenían una graciosa colita. 

A la cuarta semana estaban tan crecidos que los pusieron en el patio para los pollos grandes, con Motita; allí pasaron unos días muy agradables corriendo por todas partes, junto con su madre. 

¡Qué buena era Motita y sabía tantas cosas! 

Podía escarbar hoyos profundos en el suelo y encontrar las lombrices más grandes y gordas. 

Podía cazar escarabajos y moscas, sabía donde encontrar pasto nuevo tiernecito. 

Sabía cuando iba a llover y muchas otras cosas, como la manera de ocultarse del cuervo negro que vivía más allá del desfiladero. 

De todo esto les hablaba Motita a sus hijos y como ustedes se lo podrán imaginar, era una enorme tarea alimentar y educar a esos doce pollitos tan vivaces. 

Cuando estaban cansados y querían acurrucarse bajo sus alas, Motita les cantaba una dulce cancioncita en su idioma de gallina. "Cu-rucu-cu", cuyas palabra más o menos, querían decir. "Duérmanse, queridos, duérmanse. 

La mamá los va a guardar calentitos". Los pollitos eran buenos y trataban de obedecer a su madre, pero como ya estaban más grandes, a veces vagabundeaban lejos de ella y se sentían felices cuando volvían de nuevo a la casa.


Tercer Domingo

CLASE DE FISIOLOGÍA ESOTÉRICA

Palabra-clave: METABOLISMO

¿Qué es lo que nos dice el mensajero de Cáncer?

¡Recuérdenlo, recuérdenlo!

Muy bien, este es el día en que hablamos sobre nuestro cuerpo. Esa casa de doce departamentos que poseemos. 

Vamos a tratar hoy aquella parte de nuestro cuerpo que los Ángeles Estelares de Cáncer nos ensañaron a construir y a usar. Permítanme decirles, que es una parte muy importante del cuerpo y una de las que nos dan más que pensar: El estómago. 

Es un órgano misterioso en forma de saco, grande en la parte por donde llega el alimento y pequeño por la otra, es decir, por donde el alimento se va. Cuando comemos, se infla como un globo y cuando está vacío se achica en la misma forma que lo hace un globo cuando se le saca el aire.

Ustedes saben que a los queridos trabajadores pequeñitos de nuestro cuerpo les da hambre y hay que alimentarlos; pero ellos no pueden usar el alimento que comemos tal como es, porque son muy diminutos. 

El alimento tiene que ser molido y mezclado con diferentes jugos, hasta que se ponga suave y blando, antes de que pueda ser enviado a las pequeñas células que lo están esperando.

Hay un ejército regular de trabajadores en nuestro estómago. 

Algunos están haciendo el jugo para ablandar los alimentos, otros están accionanado los nervios y los músculos que hacen la mezcla, otros trabajan como mensajeros para decir qué clase de alimento es el que viene, con el fin de que las otras células sepan qué tipo de jugo deben vertir en el estómago.

El trabajo se hace de la siguiente manera. 

Ustedes comen un pedacito de alguna cosa, por ejemplo, zanahorias, pan con mantequilla o duraznos.

Inmediatamente un pequeño mensajero baja volando al estómago y dice: "Zanahorias vienen" o "Pan con mantequilla viene", o "Duraznos vienen", según sea el caso. 

Mientras ustedes mastican el pedacito de alimento y lo están tragando, la clase de jugo precisa, está lista en el estómago. 

Los pequeños trabajadores realizan una árdua labor cuando nosotros terminamos de comer. 

Tienen que elaborar todo lo que les enviamos desde la boca y tratar de arreglarlo para que todas las células del cuerpo puedan usarlo. 

Ellos accionan los músculos del estómago, para que el alimento se remueva y se mezcle. 

Cuando está listo, lo empujan hacia una puertecita que hay en el extremo más pequeño del estómago. 

Esta puerta permanece cerrada herméticamente, hasta que la toca cierta clase de jugo, entonces se abre en forma repentina y deja pasar una corriente lo más delgada posible de alimento.

Lo que le sucede al alimento después que abandona el estómago, lo aprenderemos más tarde.

La celulitas del estómago saben muy bien qué es lo que las demás células necesitan para poder construirles a ustedes un cuerpo sano y vigosoro. 

Nadie podría construir un automóvil con varillas o con pajas. ¿No les parece? 

Muy bien, tampoco pueden las pequeñas células del estómago construir un buen cuerpo, con mermeladas, dulces o pastillas y cuando ven venir estas cosas, en vez de las buenas espinacas, de las ricas papas o de las deliciosas manzanas que ellos quieren se disgustan enormemente. 

Y, a menudo, sucede que ellos devuelven estas golosinas para afuera. ¿Les ha sucedido alguna vez algo semejante?


CLASE SOBRE LA BIBLIA

Plabra-clave: METABOLISMO

EL CARIÑOSO CUIDADO DEL PADRE Y MADRE DIOS

San Lucas, Cap. 12:22-24-27-28. (Edición revisada).

Como ustedes saben, todos los niños y las niñitas tienen un padre u una madre, o alguien que está muy ligado a ellos, para cuidarlos y protegerlos.

Estos son nuestros padres o guardianes físicos y debemos quererlos mucho, muchísimo, por el cariñoso cuidado que han tenido con nosotros. 

Cuando nacimos, éramos muy indefensos y si nuestros padres y madres no nos hubieran cuidado, no estaríamos ahora en la Escuela Dominical. 

El hecho de que estemos aquí, demuestra que alguien nos cuidó cuando éramos bebés y debemos estar muy agradecidos hacia aquellos que nos ayudaron.

Ahora bien, así como tenemos padres físicos que nos protegen, todos tenemos también un Padre Divino, al que llamamos Padre y madre Dios. 

Todos somos hijos de un Padre Divino y aún cuando no podamos verlo, Él nos protege y nos cuida con cariño.

Cristo Jesús vino a decirnos muchas cosas de nuestro Padre y madre Dios y de su amor, y les contó a las gentes que el Padre protegía a los pajaritos del aire y a las flores del campo. Cristo Jesús les habló así: 

"No estéis afanosos de vuestra vida, que comeréis o que beberéis; ni de vuestro cuerpo, que vestiréis.

Mirad los pájaros del cielo, que no siembran, ni siegan, ni guardan en graneros; pero vuestro Padre Celestial los alimenta.

¿No sois vosotros de más estima que ellos? Cristo-Jesús decía con esto que si el Padre Celestial alimenta los pájaros, seguramente nos protegerá y alimentará a nosotros.

En seguida continuó diciendo que no debían angustiarse por el vestido:

"Considerad los lirios del campo, como crecen; no labran ni hilan; y yo os digo que ni Salomón con toda su gloria, se vistió como uno de ellos. 

Y si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es echada al horno.

¿No los vestirá a ustedes, oh hombres de poca fe?

Cristo Jesús quiso decir con esto que los lirios son hermosos, gracias al cariñoso cuidado de Dios y que si Él protege a los lirios y los hace hermosos, seguramente nos protegerá a nosotros y nos dará lo que necesitamos.

Lo que más deseaba era evitar que la gente se angustiara o se enojara por las cosas. 

Sabía que cuando alguien se angustia por algo, ese estado de ánimo aleja las cosas que desea. 

Y por eso nos aconsejó que tuvieramos fe en Dios, el Creador de todas las cosas y que lo que era bueno para nosotros, vendría a su debido tiempo.

PREGUNTAS:

 1.- ¿Quién nos protegió cuando nacimos?

 2.- ¿Cuál es el Divino Padre que nos protege?

 3.- ¿Qué le dijo Cristo Jesús a la gente del Padre y Madre Dios?

 4.- ¿Qué es lo que demostró con la historia de los pájaros del aire y los lirios del campo?

 5.- ¿Qué es lo que detiene a Dios de darnos las cosas que necesitamos?

MÁXIMA DE ORO: "Buscad primero el Reino de Dios y su rectitud y todas esas cosas se os darán por añadidura".


CUENTO PARA LOS NIÑOS

P I M P I N

Pimpin era el más aventurero de los hijos de Motita y le daba muchas preocupaciones a su madre, lo que a él poco le importaba, por cierto. 

Cuando todavía era un pollito chiquitito se hubiera perdido fuera de su jaula, si no hubiera dado un gritito agudo "pío, pío, pío", que quería decir "ando perdido, ando perdido"; pero como estaba cerquita de la jaula, motita lo halló al instante y lo llamó "Clack-clack-clack". 

"Aquí estoy Pimpin, aquí estoy yo". Así aprendió a tener una gran fe en su madre; pero no aprendió a tener más cuidado consigo mismo.

No le importaba nada perderse varias veces al día; a la mañana siguiente le volvía a ocurrir lo mismo. 

Era una gran cosa para él que motita tuviera tanta paciencia. ¿No es cierto?

A veces Pimpin corría hacia otra gallina creyendo que era su madre; pero pronto se daba cuenta de su error, porque recibía un buen picotazo. 

Esta es la manera como las gallinas le tiraban las orejas y lo mandaban a la casa, donde su mamá.

El gallinero donde vivía Pimpin, estaba cercado con tejido de alambre. 

En algunos lugares había hoyos en la parte baja del cerco, lo suficientemente grandes para que un pollo pudiera deslizarse por él. 

Motita les previno a sus hijos que no se aventuraran nunca a salir fuera del cerco, porque en el exterior había muchos peligros, Pimpin no sabía lo que significaba ser porfiado y desobedecer a su mamá; pero un día que estaba cazando un insecto, se deslizó hacia afuera del cerco sin siquiera pensar en lo que estaba haciendo. 

Cuando se dió cuenta donde estaba miró a su alrededor, con gran sorpresa. 

Pensó que era un bonito lugar y como no vió nada que le pareciera peligroso sacó como consecuencia que Motita se había equivocado. 

Encontró tantos saltamontes para cazar, que se divirtió a sus anchas, aun cuando le parecía que era difícil cazarlos. 

Corrió de un lado para otro hasta que quedó completamente cansado. 

Cada vez que iba a alcanzar un saltamontes, se le escapaba volando y haciendo ruido con las alas, de modo que tenía que correr detrás de otro.

Por último, decidió volver a casa a descansar un rato bajo las alas de Motita.

Pero, ¿dónde estaba la casa? ¿Dónde estaba Motita? Muy alarmado levantó la cabeza y empezó a gritar "Piip, piip, piip". 

Pero no escuchó ningún ruido de respuesta, ningún "Clack-clack" acogedor pronunciado por su madre. 

Se paró en la punta de los pies, estiró el cuello y volvió a llamar muchas veces. 

Gritó hasta que su voz se puso ronca; pero en vano. 

Después corrió y corrió, primero hacia una parte, después hacia otra, ya le dolían las piernas de tanto correr y todavía no podía encontrar su casita. 

¡Oh, si pudiera encontrarla, ya no voy a ser más tan descuidado! se decía para sí. Se volvía a detener y a piar,

¡Mamá, estoy perdido! ¿Dónde estás tú?

Pimpin oyó de repente un pequeño crujido en el pasto y pronto descubrió una gran culebra que se estaba deslizando; nunca había visto otra antes, pero estaba seguro de que no era una lombriz. 

Debía ser peligrosa, por eso corrió gritando, espantado. Se volvió a parar en la punta de los pies y lanzó un desesperado grito de auxilio.

La sombra de un halcón que volaba muy bajo barrió el pasto. 

Fué muy bueno para Pimpin que Motita se hubiera sacrificado tanto enseñándole a sus hijos a esconderse de los seres que vuelan. Se sepultó en una maraña de malezas y allí permaneció agachado y temblando de terror. 

Cuando la costa estuvo despejada, saltó de su escondite y volvió a llamar a su madre.

El Sol ya se estaba ocultando, pronto se obscurecería. 

¿Cómo se iba a quedar solo en ese inmenso campo? 

El sólo pensamiento lo hacía estremecerse de frío y de miedo. 

Siguió vagando de allá para acá y de acá para allá, tropezando en las varillas y en las piedras porque ya estaba rendido de cansancio. 

Cada minuto lanzaba un grito frenético de: "Mamá, estoy perdido; estoy perdido. ¡Oh! mamá, ¿dónde estás?".

Cuando ya iba a desesperarse, creyó oír muy lejos en la distancia la voz de su madre. Escuchó atentamente. 

Sí, estaba seguro de ello. El "clack-clack" de su madre era la música más dulce para sus oídos. 

Se olvidó completamente de que estaba cansado y empezó a correr con todas sus fuerzas. 

A cada momento se detenía y preguntaba: "¿Dónde estás?" y Motita le respondía "Estoy aquí".

Entonces volvía a correr en la dirección de la voz. Por fín llegó al cerco; pero estaba tan agotado que no pudo encontrar el hoyo.  Motita seguía cloqueando desde lejos, como diciéndole no te descorazones, por último encontró el hoyo y entró al gallinero. Pobrecito Pimpin.

 ¡Qué maltratado y cansado estaba! Se deslizó luego bajo las alas de su madre para estar bien juntito a sus demás hermanitos. 

¡Qué lugar más agradable era la casa! Nunca más iba a ser tan desatinado para perderse. No se le olvidaron más la culebra y el halcón, porque había aprendido una lección que recordaría para siempre.

Si ustedes visitan a Mireya, algún día, ella les mostrará orgullosamente a Pimpin, que se ha convertido en un precioso gallo, con un plumaje muy brilante y hermoso. Es una linda ave y quiere mucho a su casa.


Cuarto Domingo

Palabra-clave: IMPRESIONABILIDAD

Las clases para este Domingo deben ser preparadas por el Profesor, con lo que se le da una oportunidad para ejercitar la originalidad y desarrollar la Epigénesis. Debe seguirse en términos generales, el siguiente esquema:

ORDEN DE LAS CLASES

1º CLASE DE FILOSOFÍA

Preparar una clase que tenga por tema la impresionabilidad, demostrando que la evolución depende de la adaptabilidad y que si no estamos abiertos a las impresiones exteriores, en todos los planos del ser, no podremos adaptarnos a las condiciones nuevas y, por lo tanto, no podremos avanzar rápidamente en nuestra evolución. Señalar, sin embargo, que la impresionabilidad debe ser conscientemente cultivada como discernimiento, no permitiéndole que nos aflija como hipersensibilidad.

2º CLASE SOBRE LA BIBLIA

Elijan algún aspecto de la vida de Cristo y sus Discípulos que demuestre cómo la impresionabilidad manifestada como sensibilidad hacia las necesidades de los demás, los capacitó para ayudar y para curar.

3º CUENTO PARA LOS NIÑOS

Preparen o escojan un cuento que ilustre la palabra-clave del día.

Domingo de Servicio

El último Domingo de cada mes solar se celebra el "Domingo de Servicio".

En esta oportunidad se usa una rosa blanca en el centro del Emblema, además de las siete rosas rojas.

Para los detalles sobre el programa a desarrollarse en este Domingo, consultar la página 7 de este libro. (Capítulo Instrucciones Generales).

En Amoroso Servicio

Fraternidad Rosacruz de Mexico.