VISION ESPIRITUAL Y MUNDOS ESPIRITUALES 

FRATERNIDAD ROSACRUZ DE MEXICO 

CENTRO DE ESTUDIOS DE LA SABIDURIA OCCIDENTAL MEXICO

VISIÓN ESPIRITUAL Y MUNDOS ESPIRITUALES.

En la primera Instrucción vimos que la única teoría sobre la vida que lleva la antorcha de la razón es la de que el Ego humano es inmortal, de que la vida terrestre es una escuela y que el Ego vuelve a esa escuela vida tras vida para aprender la lección, dirigido por las dos leyes, la de Consecuencia y la de Renacimiento, progresando así convenientemente hacia la meta de la perfección. 

La mencionada solución al enigma de la vida provoca naturalmente la pregunta: "y si los que llamamos muertos están vivos en realidad, ¿por qué no los vemos y dónde están?" 

Esa pregunta fue contestada en la segunda Instrucción en la que se demostró por medio de testimonios inductivos, deductivos y directos, que hay un mundo invisible en torno nuestro, habitado por los llamados muertos, quienes viven en plena posesión de todas sus facultades, y que la única razón por la que no los percibimos ordinariamente es porque carecemos del sentido necesario para ello. 

El ciego no puede percibir la luz y el color por carecer de la visión física. 

Nosotros no podemos ver los mundos espirituales porque carecemos de la visión espiritual.

Todos tenemos ese "sexto" sentido en estado latente y en todos sin excepción puede despertarse mediante métodos apropiados, que se indican en la Instrucción XI de esta serie.

En esta Instrucción investigaremos los mundos internos y no estará fuera de lugar el dar una idea general de como conoce el clarividente los mundos invisibles, demostrando a la vez la amplitud, alcance y limitaciones de la clarividencia.

"Clarividente" es el nombre que se da a las personas que ven objetos invisibles para la humanidad ordinaria. 

Ese nombre significa sencillamente "visión clara" y contrariamente a la idea generalmente aceptada, hay diferentes clases de clarividentes. 

Algunos se parecen a un prisionero que se encontrara tras una ventana enrejada y cuya capacidad de visión dependiera del panorama de que se pueda dominar desde ella, (bien sea de a un patio de la cárcel o bien que de al campo). 

Si la ventana tiene además un postigo que se abra a cierre independientemente de su voluntad, comprenderemos fácilmente que sus observaciones son de tan escaso valor para él mismo como para los demás.

Cuando se abra el postigo podrá ver lo que ocurra fuera en la parte del mundo interno que esté ante él. 

No puede ver lo que quiera, agrádele o no la visión; tiene que soportarla hasta que se desvanezca por sí sola. 

A esas personas se las llama clarividentes negativos o involuntarios. 

Otros, en cambio, si bien tienen limitada la amplitud de su visión dominan el postigo, pueden abrirlo o cerrarlo a voluntad, pudiendo ver todo cuanto esté a su alcance. Son también negativos, pero pueden ver "a voluntad" y por lo tanto se les llama clarividentes voluntarios.

Hay también otros cuya facultad puede compararse al estado de un prisionero encerrado en una cárcel de cristal situada en una colina y que tuviera a su disposición telescopios del mayor alcance, con obturadores construidos en tal forma que se abrieran tan Pronto como se quisiera mirar y se cerraran inmediatamente que se dejara de hacerlo. 

De esta manera tendría pleno dominio sobre su visión, pudiendo ver o no o dirigir su mirada a cualquier objeto que deseara estudiar. 

Este sería por lo tanto un clarividente entrenado. 

Hay aún un grado superior a éste, en el que las puertas de la prisión se abren y el hombre puede abandonar el cuerpo denso a voluntad, ir a los mundos invisibles y estudiar allí las cosas que desee conocer, cosas que la clase citada en el último término sólo puede ver a distancia.

Abandonar el cuerpo denso, es, por supuesto, el método ideal. 

Entonces el hombre no es ya solamente clarividente: es un habitante de dos o más mundos. 

Pero este estado no lo consiguen generalmente los simples investigadores, sino aquéllos que han hecho el voto de dedicar sus vidas al servicio de la humanidad. 

A éstos últimos se les llama Auxiliares Invisibles, los que trabajan bajo la dirección de los Grandes Guías de la humanidad: nuestros Hermanos Mayores.

Así como hay muchas personas que cometen el error de ser escépticas respecto a la existencia de los mundos suprasensibles, hay otras que se van al otro extremo, una vez convencidas de la verdad de los mundos invisibles, y creen que cualquiera que pueda "ver" clarividentemente ve toda la verdad y enseguida "sabe" todo lo concerniente a esos mundos superiores. 

Es ese un gran error y la falacia de tal idea se comprenderá fácilmente comparándola con nuestros asuntos cotidianos. 

No nos imaginamos nunca que un hombre que haya nacido ciego "conozca todo" lo del Mundo Físico por el hecho de recobrar su vista; aún más, asaz sabemos que aún aquéllos que hemos tenido la vista sana toda la vida estamos muy lejos de poseer un conocimiento universal acerca de las cosas que nos rodean. 

La lógica y la analogía quedarían violadas aplicando aquellas suposiciones a los mundos internos.

En realidad, ningún clarividente, aunque sea desarrollado, conoce todo lo que haya allí, pues sólo conoce lo que ha investigado. 

Un ciego que obtenga la visión debe aprender a usar sus ojos, a medir las distancias, etc., lo mismo que el niño; y así también debe ejercitarse el clarividente antes de que su facultad sea realmente útil, e invariablemente, las personas más proficientes en ello son siempre las más modestas en sus afirmaciones y más dispuestas se encuentran a prestar oídos a las versiones de los demás, sabiendo cuanto es lo que aún se desconoce y cuan poco puede abarcar el investigador de las muchas fases de un asunto.

Además, en el Mundo Físico, las formas son estables y no cambian fácilmente, pero en los mundos internos todo está moviéndose intensamente. 

Las formas cambian de una manera y con una facilidad como apenas es oscuramente mostrado en nuestros cuentos de hadas. 

Lo maravilloso no es que el clarividente involuntario mezcle a menudo las cosas lastimosamente, sino que consiga ver algo correctamente. 

El ejercitamiento consiste en enseñar al neófito a mirar más allá de la forma, que es evanescente e ilusoria, dirigiendo su mirada a la vida que es siempre la misma, sin importar cual sea la "forma" que pueda tomar. 

Porque únicamente cuando se puede hacer eso, ver la "vida", se está libre de toda tergiversación.

Antes de proceder a la investigación de los mundos invisibles, debemos indicar primeramente la concepción Rosacruz del Mundo Físico, porque difiere un tanto delas ideas aceptadas generalmente

En Amoroso Servicio

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